¿Cómo impacta a la salud la quema de monigotes en el país?
La costumbre ecuatoriana genera graves impactos en la salud y el medio ambiente
La tradición de quemar monigotes para despedir el año es una de las costumbres más arraigadas en Guayaquil y en todo el Ecuador. Este ritual, cargado de simbolismo y emoción, representa un cierre de ciclos y una renovación para el año venidero.
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Leer másSin embargo, los efectos negativos que genera esta práctica, tanto en la salud como en el medio ambiente, suelen ser ignorados. Especialistas médicos consultados por EXPRESO analizan los riesgos asociados y brindan recomendaciones para minimizar los daños.
Riesgos para la salud y el medio ambiente
En palabras de Mariela Segura, especialista médica, la quema de monigotes en el Puerto Principal concentra en una sola noche un nivel de contaminación equivalente al producido en un año completo.
"La quema de materiales como metales, aluminio, azufre y monóxido de carbono genera una contaminación significativa. El hollín liberado afecta directamente a personas con alergias, enfermedades respiratorias crónicas y condiciones catastróficas de las vías respiratorias", explica. Este problema no solo impacta la salud humana, sino también el entorno. “La contaminación altera la agricultura y afecta los recursos hídricos, ya que los residuos generados tardan mucho tiempo en descomponerse”, añade.
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Además de las consecuencias ambientales, la quema de monigotes tiene un efecto psicológico en muchas personas. Segura señala que, durante esta época, los niveles de ansiedad tienden a aumentar debido al estrés emocional asociado con las festividades, y la contaminación solo agrava esta situación.
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Leer másPor su parte, Daniela Salas, médica especialista en educación para la salud y medicina preventiva de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo, advierte sobre los peligros de manipular pirotecnia, que también es parte central de las celebraciones de Año Nuevo en Ecuador.
Salas enfatiza la importancia de adoptar medidas preventivas para evitar accidentes graves. Una de sus principales recomendaciones es tener un extintor a la mano y un botiquín de emergencias básico, que debe incluir agua fría y gasas específicas para quemaduras. “El agua fría es el mejor aliado ante una quemadura. No hay que usar remedios caseros como aloe o clorhexidina”, advierte.
Pirotecnia únicamente en lugares autorizados
Otro punto clave que menciona es la necesidad de comprar pirotecnia únicamente en lugares autorizados para evitar productos que puedan estar en mal estado o sobrecalentados, lo que aumenta el riesgo de explosiones. Salas también subraya que los niños menores de 16 años no deben manipular pirotecnia bajo ninguna circunstancia.
"Es ilegal que conduzcan o consuman alcohol, así que debería ser igual con la pirotecnia, ya que están más propensos a sufrir accidentes graves", reflexiona Salas.
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Leer másRomario Riera, médico general, destaca los riesgos directos e indirectos que enfrentan tanto quienes participan en la quema de monigotes como los espectadores. La composición de los monigotes, que incluye pintura con plomo, químicos de papel, gasolina y pólvora, genera contaminantes que afectan el sistema respiratorio y ocular. "Las personas con antecedentes de alergias o rinitis sufren un impacto más severo debido a los gases tóxicos liberados durante la quema", explica Riera.
Además, quienes manipulan los monigotes enfrentan un riesgo mayor de lesiones graves. "Las explosiones pueden causar quemaduras de tercer grado, mutilaciones de dedos o manos, e incluso daños auditivos como tinnitus o hipoacusia conductiva debido a la onda expansiva de los explosivos", comenta. Esto convierte la tradición en un evento potencialmente peligroso si no se toman las precauciones adecuadas.
Aunque la quema de monigotes es un símbolo cultural profundamente arraigado en Ecuador, los especialistas coinciden en que es necesario reflexionar sobre sus consecuencias. Tanto la contaminación ambiental como los riesgos para la salud son aspectos que no pueden ser ignorados. La invitación es a disfrutar de las celebraciones de Año Nuevo de manera responsable, adoptando medidas que protejan tanto a las personas como al medio ambiente.
Esta tradición, tan significativa para los ecuatorianos, puede evolucionar hacia prácticas más seguras y sostenibles sin perder su esencia. La responsabilidad individual y colectiva será clave para lograrlo.
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