Premium

En apenas un minuto y medio, el presidente de la República explicó las razones del nuevo estado de excepción
En apenas un minuto y medio, el presidente de la República explicó las razones del nuevo estado de excepción.Flickr: Presidencia de la República del Ecuador

Incapaz de mejorar la realidad, Noboa cambia algunos nombres

El presidente lanzó la segunda etapa de su guerra y “focalizó” el estado de excepción. Cambios cosméticos para la campaña.

Atrincherarse: “guardarse, protegerse, mantenerse en una posición con tenacidad exagerada”, dice el diccionario de la Real Academia. María Moliner, la maestra de escuela que escribió un diccionario superior a ese (“dos veces más largo y dos veces mejor”, decía García Márquez) ensaya una definición más gráfica: “Defenderse detrás de la cosa que se expresa”, es decir: uno puede atrincherarse en un árbol, en una casa, en un barrio… En el rincón de un mapa: cuando los nazis marcharon sobre París, los ingleses se atrincheraron en Dunkerke, la punta remota de una Francia ocupada, donde se defendieron patas arriba hasta que los evacuaron. Porque atrincherarse es resistir, recibir el embate enemigo y aguantar, carecer de iniciativa para el ataque. Ese es precisamente el equívoco con el que juega el presidente Daniel Noboa en su último mensaje a la nación, un video de apenas un minuto y medio de duración en el que anuncia el inicio de una supuesta “segunda etapa” en la guerra contra el narcotráfico y dice triunfalmente que la bandas del crimen organizado se encuentran, finalmente, “resguardadas y atrincheradas” en… ¿Durán? ¿Isla Trinitaria? ¿Chone? No: ¡en siete provincias!

Guayas, El Oro, Santa Elena, Los Ríos, Manabí… Estar atrincherado en un territorio equivalente al ochenta o más por ciento de la Costa ecuatoriana es no estar atrincherado en absoluto. Gozar, en esas y otras provincias, de la libertad para secuestrar y organizar masacres día por medio es no haber perdido iniciativa para el ataque; es conservar intacta la capacidad de poner en jaque la seguridad del Estado. Si lo que el presidente Noboa llama la “segunda etapa” de su guerra ha de comenzar con una declaratoria de estado de excepción en las mismas provincias donde se libró la primera, es que las cosas han cambiado nada o casi nada desde que comenzó esta historia.

¿Segunda etapa? ¿No sería entonces el momento oportuno para rendir cuentas del resultado de la primera? Cuentas exactas, no cifras alegres que resultan de comparar los datos de un trimestre con los de los cinco años precedentes. ¿Dónde está el informe de la fase 1? “En cinco meses logramos devolver la paz a los ecuatorianos”, dice el presidente en su video, grabado un día después de que una nueva masacre, la enésima del mes, se produjera en Manta. De hecho, explica Noboa, es precisamente por encontrarse atrincheradas que las bandas del crimen organizado perpetraron esa y las anteriores masacres de la última semana (Bajo Alto, Ponce Enríquez, Portoviejo…). Lógica implacable según la cual la persistencia de aquello que se pretende aniquilar se convierte en la prueba (esa palabra usa el presidente: “prueba”) del éxito de la aniquilación.

Daniel Noboa

Guerra contra el crimen y para mantener la popularidad: los seis meses de Noboa

Leer más

La verdad es que la política de seguridad del gobierno de Daniel Noboa termina por parecerse de manera inquietante a la del gobierno de Guillermo Lasso: consiste en decretar el estado de excepción y renovarlo cuantas veces sean necesarias. Renovarlo aunque las herramientas provistas por una consulta popular y una sentencia de la Corte Constitucional otorguen al gobierno las facultades necesarias para movilizar a las Fuerzas Armadas. Nada más se ha vuelto a conocer del Plan Fénix, aquella leyenda urbana que se resiste a anunciarse. Claro que los aspectos tácticos y de inteligencia deben mantenerse bajo reserva, pero se supone que una política pública sobre seguridad es eso: política pública. Como tal, debería no solo anunciarse sino difundirse y debatirse. En su lugar, se decreta un nuevo estado de emergencia para arrancar una nueva etapa de una dudosa guerra contra un enemigo al que se continúa llamando terrorismo por los efectos publicitarios de ese título.

Mientras tanto, ¿se ha iniciado ya la necesaria reestructuración de la SNAI para garantizar que el nuevo sistema penitenciario, con megacárceles incluidas, no termine hundido en el mismo charco de corrupción y desidia del anterior? ¿Se tiene lista una estrategia para la salida de los militares de las cárceles? ¿Se ha comenzado a preparar a los militares para el cumplimiento de sus nuevas obligaciones? Todo parece indicar que, en materia de seguridad, el gobierno de Daniel Noboa ha sustituido las políticas públicas por los golpes de efecto. Mentir que pasamos del caos a la paz en cinco meses, por si alguien se lo cree, e inventarse toda una nueva nomenclatura (guerra, terroristas, fase 1, fase 2, “estado de excepción focalizado”, enemigo atrincherado…) fácilmente reducible a un eslogan. El video de esta semana es el inicio de una nueva etapa, sí, pero no en la guerra sino en la campaña electoral.

Daniel Noboaen Guayaquil

Las duras advertencias de Human Rights Watch a Daniel Noboa

Leer más