La increíble historia de los Franco, dos ecuatorianos en la guerra de Israel
Los hermanos Gabriel y Diego Franco integran un equipo élite del Ejército de Israel. Están en la frontera con la Franja de Gaza
Cuando el quevedeño Dumar Franco recibió un mensaje por WhastApp con las indicaciones para partir en un vuelo humanitario desde Tel Aviv (Israel) hacia Quito, no le prestó atención. Lo último que se le pasó por la cabeza fue abandonar Rishon Lezion, su ciudad desde hace 15 años, pese a estar a escasos 85 kilómetros de la convulsionada frontera con la Franja de Gaza.
El 7 de octubre pasado a las 06:30, hombres del grupo terrorista Hamás entraron a sangre y fuego (por aire y tierra) al sur de Israel y asesinaron a más de 1.200 personas y secuestraron a unas 200, según datos de autoridades de ese país.
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Cuando sonaron las alarmas, Dumar corrió para poner a salvo en un búnker a su esposa y sus tres pequeños hijos. Ya estaban avisados de que, al escuchar las sirenas, tenían 30 segundos para resguardarse de cualquier ataque.
Aunque los milicianos terroristas no llegaron a su ciudad, sí lo hicieron los misiles. Uno cayó a 200 metros de su apartamento, en el parque donde solía jugar con sus niños, pero que quedó completamente destruido.
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Desde entonces, su vida cambió. El trabajo como conductor de camión y en una empresa de construcción se detuvo. Las alarmas suenan todos los días y, según sus palabras, casi no duerme. “Al principio todo fue muy duro.
Ahora, cuando se activan las sirenas, mis hijos me dicen que salgamos, se les está haciendo como parte de la vida cotidiana, pero ellos están en trauma, se tapan los oídos y salen corriendo”, narra agotado Dumar. Y continúa: “Los niños se calman cuando estoy en la casa y me dicen que tengo que estar aquí porque papá los protege”.
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Gabriel y Diego Franco
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Leer másUn par de horas antes de atender la entrevista con EXPRESO, estuvo en la frontera de la Franja de Gaza. Viajó por hora y media con su hermana, su esposa y unos amigos a visitar el campamento militar en el que están sus sobrinos, dos jóvenes ecuatorianos de 22 y 23 años que forman parte de la primera línea de defensa del Ejército.
En la familia Franco son 10 hermanos. Cinco están en Israel y los demás permanecen en Ecuador. Diego y Gabriel, hoy soldados, llegaron allí de 6 y 7 años respectivamente. Ambos tienen nacionalidad israelí, por lo que deben prestar el servicio militar obligatorio.
“Mis sobrinos estaban terminando el servicio militar, a uno le faltaba una semana".
“Mis sobrinos estaban terminando el servicio militar, a uno le faltaba una semana y al otro un mes y medio cuando pasó todo esto. De una vez los enviaron a la frontera porque ellos son francotiradores, expertos en explosivos. Hacen parte del cuerpo de defensa de élite llamado el grupo de Guerreros de Israel”, explica Dumar, orgulloso e inquieto.
Las habilidades de Diego y Gabriel los tienen en el frente de batalla y, ante una eventual incursión terrestre de Israel en la Franja de Gaza, ambos serían parte de la punta de lanza, y su madre lo sabe. “Mis hijos están revestidos de la presencia divina. Ni siquiera ellos saben que están en un peligro grande y eso nos da fuerza para seguir esperándolos con mis hermanos, que me han apoyado incondicionalmente”, cuenta la mujer.
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Durante su visita al campamento, Dumar hizo un asado de carne no solo para Diego y Gabriel, también para el resto de combatientes con los que sus sobrinos comparten filas. Todos comieron, cantaron y agradecieron el tiempo compartido.
“Al despedirte es muy duro porque al momento que llegas te abrazan, ellos tiene sentimientos guardados. Vienen y te saludan aunque no te conocen, están necesitados de un abrazo y yo les digo que todo va a estar bien, que van a estar con su familia”, dice Dumar.
Vivos de milagro en Israel
Los hermanos Diego y Gabriel Franco parecen estar destinados a hacer cosas grandes. Ya sobrevivieron una vez. El viernes 6 de octubre, un día antes del ataque de Hamás, estuvieron de descanso y visitaron a su tío Dumar en Rishon Lezion. Tenían que volver el lunes, pero cuando lo hicieron sus amigos habían sido asesinados.
Ese viernes hablaron de sus planes. Gabriel insistió en su deseo de seguir la carrera militar, mientras que Diego ya estaba planeando un viaje para diciembre a Ecuador. Quería visitar a su familia y conocer mejor su país, pero ahora resguarda las fronteras de Israel.
La comunicación con la familia no es sencilla. En estos momentos están en medio de intensos entrenamientos y a veces pasan varios días sin poder hacer una llamada o enviar un mensaje. Les quitan los celulares y los tienen concentrados en su trabajo.
Dumar y su hermana cuentan que la información de Diego y Gabriel llega a través de un grupo de WhatsApp que comparten con los familiares de los demás soldados. El comandante del batallón es quien envía los chats informando lo que ocurre. Ahora las súplicas a Dios las centran en el eventual ingreso de Israel a la Franja de Gaza.
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Leer másPor lo pronto, el lugar en el que se encuentra parece ser el más seguro de Israel. Está ubicado en el centro del país, lejos del sur de la frontera con Gaza y también distante del norte, donde se han intensificado últimamente los enfrentamientos con Hezbolá, grupo extremista del Líbano.
“En el norte se está poniendo un poco complicado. Está Hezbolá atacando por el norte y no creo que sea la mejor manera buscar otros horizontes, porque sería peor. No veo como una solución el viajar. Hezbolá es un grupo más formado que Hamás, tienen un Ejército, ellos tienen más formación militar, más armas, artillería pesada. Yo pienso que la situación en el norte se va complicando más cada día”, detalla Dumar.
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En su ciudad, las cosas tratan de volver poco a poco a la normalidad, pese a la guerra. Sus cuatro hermanos viven cerca. Los separan recorridos de apenas 25 minutos en carro.
Además, no hay interrupciones de servicios básicos como agua, luz o internet. Los supermercados están abastecidos y los canales de alerta están activos. Dumar seguirá en su casa, con su esposa argentina y sus tres hijos, a la espera de que la guerra termine y sus sobrinos regresen sanos y salvos al hogar.
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