Indulgencias en tres iglesias de Los Rios
Una fiesta religiosa se vivió en la iglesia San José de Quevedo ya que fue declarada por la Diócesis de Los Ríos apta para indulgencias, esto se concretó a través de acciones de misericordia poder reparar el daño que hace el pecado a la humanidad.
Una fiesta religiosa se vivió en la iglesia San José de Quevedo ya que fue declarada por la Diócesis de Los Ríos apta para indulgencias, esto se concretó a través de acciones de misericordia poder reparar el daño que hace el pecado a la humanidad.
Esta distinción religiosa la recibieron en Los Ríos tres iglesias: San José en Quevedo, Sagrado Corazón de Jesús en Ventanas y una iglesia de Montalvo.
Por esta acción se celebró una misa, con la que además se celebró los 24 años de servicio sacerdotal del obispo, monseñor Marco Pérez, de la Diócesis de Babahoyo, el cual fue ordenado un 19 de marzo de 1992, para la Arquidiócesis de Guayaquil. A mediados del año 2006, el papa Benedicto XVI lo nombró obispo auxiliar de Guayaquil y en febrero del 2012 lo designó obispo de la Diócesis de Babahoyo en Los Ríos.
En la homilía, también fue recordado San José, patrono de Quevedo. Marcos Cortés, presidente del comité Santuario Virgen de la Merced, indicó que la iglesia fue primero una pequeña capilla, construida a fines del siglo XIX entrando al siglo XX, tiempo en el cual las tierras de Quevedo pertenecieron a la provincia de Cotopaxi, específicamente a Pujilí. Fue ahí que llegaron sacerdotes de Latacunga al ver que este sector era lleno de montañas y existía cualquier cantidad de madera, decidieron traer y colocar a San José como patrono de la capilla, convertida después en una iglesia.
Cortés refirió que a San José se lo conoce como un carpintero, trabajador de la madera y padre de Jesús; es por eso que lo asociaron con la madera y desde ahí es el patrono de la ciudad.
La iglesia es el principal templo de la ciudad al cual acude la mayoría de feligreses de varias parroquias.
Alberto Bastidas, párroco de la iglesia indicó que si leemos la Biblia desde un principio podemos darnos cuenta que el Señor encomendó el cuidado de Jesús, su hijo, y de María a José.
Según el párroco, José tiene el privilegio de ser uno de los primeros hombres que el Señor le habla para que proteja a María al salir embarazada.