Instantáneas coronavíricas: Correa y Nebot, cazando tilingos
Correístas y socialcristianos se consuelan. Muñoz redefine los conceptos de derecha e izquierda. El Pleno de la Asamblea se toma su tiempo para votar
Los perdedores patalean a gusto
La alianza de gobernabilidad entre el oficialismo, CREO y los bloques independientes, que colocó a César Litardo en la Presidencia de la Asamblea y luego fue disuelta por diferencias en temas de fiscalización, volvió a funcionar como un reloj: las leyes de Ordenamiento de las Finanzas Públicas y de Apoyo Humanitario fueron finalmente aprobadas y el Gobierno de Lenín Moreno recibió lo que correístas y socialcristianos querían negarle (a él y al país) a toda costa: un poco de aire para afrontar la crisis, una herramienta, una luz, algo.
Unidos por un compadrazgo que negarán hasta las últimas consecuencias, Jaime Nebot y Rafael Correa no tardaron en reaccionar. El primero, subió un manifiesto a sus redes sociales; el segundo, fiel a su estilo, puso un video desde el ático donde las aparentes carpetas de los procesos penales empiezan a ocupar más espacio que los ya de por sí escasos libros. Quizás acostumbrados a pensar que los pactos políticos son, como el suyo, tratos oscuros e inconfesables que se hacen bajo la mesa, ambos denuncian el acuerdo entre CREO y el Gobierno, que es público y abierto, como si fuera un pecado.
Asamblea aprobó la Ley de Ordenamiento de las Finanzas Públicas
Leer másQue hubo “violaciones vergonzosas” del procedimiento legislativo, dice Nebot sin especificar cuáles, y lanza una apuesta al futuro como quien pone el país a jugarse en la ruleta: “Esperemos y veamos”, dice, si estas leyes son “la salvación del Ecuador”. “Esperemos y veamos”: exactamente lo que el país necesita en esta crisis. Como si las leyes pudieran salvarnos ellas solas.
Correa, en cambio, insiste en que la solución para salir de la crisis pasa por hacer sobregiros del Banco Central y no pagar la deuda externa. Y acusa a Lenín Moreno de corromper a quienes ya eran corruptos desde el gobierno pasado. “Sacaron el escándalo de corrupción de un asambleísta -dice- con la amenaza de apoyas-o-te-pasará-lo-que-a-Mendoza”. “Siempre hemos estado solos enfrentando este gobierno”, concluye. Vaya ingratitud. Qué dirá su amigüi.
Muñoz halla consuelo en el Twitter
“Me importa muy poco la imagen que tengamos ante los organismos internacionales”, dijo el legislador e intelectual orgánico del correísmo Pabel Muñoz en su arenga parlamentaria contra la Ley de Ordenamiento de las Finanzas Públicas que se aprobó contra su voluntad y la de sus aliados socialcristianos el sábado pasado. Y sí, le importa poco. ¿Quién puede dudarlo? El hombre que, como secretario de Planificación del correísmo, puso su firma a la mayoría de megacontratos del sector estratégico que terminaron en derroche millonario, cuando en latrocinio puro y duro, hoy se escandaliza ante lo que denomina “austericidio”: “Haber frenado tanto la inversión pública -dijo- que hasta vidas nos cuesta”.
Semanas atrás, Pabel Muñoz defendía ante quien le pusiera un micrófono por adelante el derroche de 1.500 millones de dólares empleados en aplanar el terreno de la inexistente refinería del Pacífico. Que era, comparaba, como pagar el adelanto de una casa: una obra de responsabilidad. No hacerlo, claro, sería austericidio.
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Leer másAl Twitter se ha dedicado Muñoz tras la derrota amarga. Ahí, ante sus fans que no se cansan de adularlo, ensaya incursiones en el humor caldo: “¿Qué es la ID? ¡Lo que pones antes de la clave. Pero algunos ingenuos y extraviados creen que es un partido socialdemócrata”. O intenta marcar precisiones ideológicas: “Que ni intente la ID salir con discursos buenoides de socialdemocracia mal cocinada con foto y discursos fofos. Son derecha, se venden a la derecha y quedarán para siempre con esa huella”, retuitea. Normal. Hoy la auténtica izquierda es la que representan ellos mismos y el Partido Social Cristiano, que también se ha lanzado en cruzada contra el Fondo Monetario.
Finalmente, Muñoz intenta una nota conmovedora. Resulta que, después de aprobadas las leyes urgentes del Ejecutivo, encontró a su “pequeña hija”, llorando por la derrota. “Me rompió, pero fue fácil explicarle el valor de los principios”, cuenta. Debería mostrarle su firma en los contratos de la refinería, para que sepa exactamente de qué principios está hablando.
Ventajas del Zoom: treinta minutos extras para negociar el voto
¿Cuánto tiempo puede demorar un asambleísta en emitir su voto? Solo hay que tomar el ratón de la computadora, llevarlo al cuadro de opciones, elegir una y hacer click. ¿Cinco segundos? ¿Diez? Digamos un minuto en un improbable caso de analfabetismo digital. ¿Por qué, entonces, tardaron media hora la noche del viernes?
Se acababa de someter a votación la Ley de Ordenamiento de las Finanzas Públicas. A favor se pronunciaron 67 asambleístas, insuficientes para aprobarla, pues se necesitan 70. Para evitar que el proyecto entre a regir por el ministerio de la ley, correístas y socialcristianos, juntos de la mano, propusieron una moción de archivo. Siguieron treinta minutos no aptos para cardíacos.
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Leer másEn cuanto se abrió la votación, quienes tenían su postura decidida se pronunciaron inmediatamente: correístas, parte del oficialismo, la mayoría de CREO... A los tres minutos de iniciado el proceso solo faltaba una docena de legisladores por votar. Y siguió faltando. Y siguió. Por cuentagotas votaron durante la siguiente media hora en el que probablemente sea (con la cortina de humo del Zoom) el proceso más sospechoso en lo que va de la legislatura.
Porque ¿para qué tanta demora? ¿Para especular con el resultado? ¿Para negociar el voto? ¿Para apostar a la posibilidad del voto en blanco y lavarse las manos? Dato curioso: la mayoría de demorados fueron precisamente los que cambiaron su voto.
Freddy Alarcón, de Sociedad Patriótica, había votado a favor de la ley. Luego tardó 13 minutos para decidirse a votar en contra; volvió a hacerlo al día siguiente. Freddy Peñafiel, de Pachakutik, había votado en contra, luego se tomó 20 minutos para votar a favor; volvió a votar a favor al día siguiente. Wilma Andrade votó por la aprobación de la ley, luego tardó 22 minutos para votar por su archivo y volvió a votar por la aprobación al día siguiente. Lenin Plaza, Jorge Corozo... Tardaron más de 20 minutos en cambiar de voto.
Minuto 28 de la votación: la moción de censura cuenta ya con 69 votos de respaldo. Falta uno. Jeannine Cruz y Tanlly Vera (CREO) siguen sin manifestarse. Sus votos podrían quedar en blanco, con lo cual se sumarían a la mayoría. En el último segundo del minuto 30, se abstienen. Por interminables 120 segundos la suerte del país estuvo en sus manos. Ellas, al parecer, se lo toman deportivamente.