Instantáneas coronavíricas: Se viene la resaca de las medidas
Dos ministros se burlan olímpicamente de un alcalde. La Conaie se quedó estancada en octubre de 2019. El presidente acaba de descubrir lo que sabía todo el mundo.
El Gobierno se pasa la luz roja
Está ahí para constatar que se cumplan las medidas de bioseguridad. Porque él es un experto. Responde preguntas, prodiga instrucciones, revisa procedimientos… Se abre camino entre un círculo de gente que no le quita los ojos de encima. Ante las cámaras de televisión habla de los protocolos necesarios para mantener a raya el coronavirus, de los “cuidados importantes que se requieren” para luchar contra la pandemia. Él, de eso, sabe muchísimo. Sin embargo, mientras da lecciones, tiene el barbijo en el cogote. Parece un chiste. El ministro de la Producción, Iván Ontaneda, rocía de saliva los micrófonos de cuatro medios de comunicación que tiene por delante y les explica, muy seguro de sí mismo: estamos preparados.
Ocurrió en Cuenca, una ciudad que decidió mantener en rojo su semáforo hasta nuevo aviso. Ahí, Ontaneda solemnizó con su presencia la reactivación de 130 empresas del parque industrial, pasándose por el forro las disposiciones del alcalde. “El alcalde tiene que empezar a abrir los sectores”, declaró por encima de la mascarilla, como si no estuviera él ahí precisamente para abrirlos, diga lo que diga el Municipio.
Instantáneas coronavíricas: Leonidas Iza vende tractorcito
Leer másA Ontaneda lo acompañó el ministro de Inclusión Iván Granda, que recorrió también las fábricas del parque industrial que reabrieron sus puertas. “Creemos -dijo- que en los próximos días vamos a fortalecer el sistema de salud pública de la ciudad de Cuenca y de la provincia, lo cual va a permitir ciertamente que el alcalde tome la mejor decisión que sea ciertamente ir a un semáforo amarillo”.
¿Piensa antes de hablar el ministro Granda? No solo viaja a Cuenca para legitimar la violación flagrante del semáforo rojo, perpetrada por 130 empresas, sino que reconoce abiertamente que la ciudad no está preparada para pasar al amarillo: lo estará cuando se haya fortalecido el sistema de salud pública, cosa que ocurrirá, probablemente, quizás, cree él, en los próximos días. Quizás no.
Leonidas Iza: el coronavirus no existe
El líder senderista del movimiento indígena ecuatoriano, Leonidas Iza, habla como si el coronavirus no existiera. Ayer fue entrevistado por la radio del Consejo Provincial de Pichincha, órgano oficial del correísmo financiado con dinero público, y despachó un discurso incendiario que fue todo un ‘déjà vu’: el oyente se sentía arrancado de la cotidianidad de la cuarentena y trasladado bruscamente a octubre de 2019, antes de que el Ecuador perdiera más de 8 mil millones de dólares, algunos de ellos por causa del propio Iza.
Más que periodistas, los anfitriones de Pichincha Universal son apuntadores: “Leonidas, qué tal -empezó diciendo el entrevistador-, circunstancias históricas que vive el país: medidas de shock que están en plena vigencia; eliminación o juego fluctuante oferta demanda del precio de los combustibles, que fue su lucha fundamental en octubre; precarización laboral; en suma, un panorama que usted lo conoce muy bien y que nos conduce directamente a la debacle económica, social y de salud en el país. ¿Qué nos puede responder como su lectura?
Tras la pista de cinco años de coimas aseguradas en contratos
Leer másCon semejante impulso, el dirigente no podía sino declarar la guerra. Lo hizo, eso sí, con el cuidado que imponen las circunstancias: “El próximo lunes empezarán acciones en diferentes ciudades como una previa al estallido social”, dijo en argot deportivo. “Será una salida ordenada y con las condiciones actuales del país”, resumió Radio Pichincha. O sea que “las medidas de acción serán en territorio”.
Por lo demás, nada ha cambiado con respecto a octubre. Las medidas económicas anunciadas por el presidente Lenín Moreno, según Iza, nada tienen que ver con la catástrofe de las últimas semanas, sino con “la presión del Fondo Monetario Internacional que no está haciendo una valoración objetiva de lo que pasa en el país”. ¿Y qué pasa en el país? Durante veinte minutos el dirigente indígena pergeñó un sesudo análisis en el que no mencionó las palabras coronavirus, crisis sanitaria, déficit fiscal... Para él, todo es maldad pura.
400 millones más solo con no robar en los hospitales
Lenín Moreno reapareció el miércoles por la noche para dictar los capítulos que se le olvidaron el martes por la mañana. En esta nueva cadena nacional habló de los escándalos de corrupción “que involucran -dijo- a varios de los que fueron mis compañeros en la administración anterior”, la de aquel personaje al que en su momento enalteció llamándolo “leyenda”. Escándalos de los que él no supo nunca nada. Mientras hablaba, las imágenes en la pantalla mostraban una colección de terrenos aplanados, obras civiles inconclusas o con fallas estructurales, hidroeléctricas y refinerías inactivas, criando telarañas, elefantes blancos monumentales, impertérritos ante el paso del tiempo… Bultos bastante grandes, en fin, que él no vio. Hasta ahora.
Son tantas las cosas que hoy sabe el presidente y antes no sabía. Por ejemplo, que en la compra de medicamentos y equipos hospitalarios ha habido “una corrupción rampante”. “Desde hace décadas”. Cuando los hospitales, ya durante su gobierno, se repartieron como cuota política entre asambleístas y caciques locales, él por supuesto no tenía idea de para qué era. Hizo falta una crisis de dimensiones mitológicas para que se diera cuenta.
Lenín Moreno anuncia cierre de la Secretaría Anticorrupción
Leer másAhora hasta tiene calculado cuánto nos cuesta la gracia. Dice que, con la creación de un proceso unificado para la compra de insumos y medicamentos, más la adopción de un sistema de inventarios de alta tecnología en las bodegas de los hospitales, el país ahorrará 400 millones de dólares. ¿Hay que multiplicar esa cifra por tres, los tres años que lleva Lenín Moreno en el Gobierno, para saber cuánto nos ha costado? ¿Hay que multiplicarla por trece?
“La Secretaría Anticorrupción -dijo el presidente cambiando de tema ¿o no?- ha hecho un buen trabajo en la prevención de decenas de casos de corrupción”. No estos, claro. Otros que no nombró. Cuánta corrupción habrá evitado esa Secretaría que da exactamente lo mismo eliminarla. Fue necesario que la Fiscalía, la Corte Nacional y el Consejo de la Judicatura se lo pidieran en coro para que el presidente, bajo la divisa de “soy hombre de diálogo y consensos”, decidiera por fin cerrar esa oficina que tenía como misión prevenir la corrupción y a la que se le pasaron 400 millones anuales de robo en hospitales por las galletas. Esa buena noticia dio Moreno el miércoles. Parece que eso quiere decir caiga-quien-caiga.