Instantáneas electorales: Días de escopolamina y risas
Pocas cosas pueden ser más serias que una elección presidencial. En esta, sin embargo, los candidatos parecen entregados a un esfuerzo sostenido por representar una comedia
Andrade: un lapso momentáneo de razón
Ropa naranja para los correístas
Leer más1. Giovanni Andrade lo logró. Él, al igual que Gerson Almeida, Pedro Freile y algún otro, a duras penas obtendrá el 1 por ciento de los votos en las elecciones del 7 de febrero. Pero el candidato de Unión Ecuatoriana, a diferencia de los demás y a despecho de Unión Ecuatoriana, será recordado para siempre. Dentro de una o dos elecciones los nombres de Freile y Almeida se perderán en un orbe de identidades confusas y de datos inútiles, pero el episodio de la escopolamina en el debate presidencial perdurará en la memoria de los ecuatorianos. La frase “Perdí el contexto” quedará acuñada como pretexto al uso para cualquier error, cualquier incumplimiento.
-¿Por qué perdió el contexto el candidato Andrade?
-Por completo.
En fin, Giovanni Andrade está aquí para quedarse. Por las razones equivocadas, puede ser, pero en estos tiempos de Tik Tok, ¿a quién le importa?
Por lo demás, si la vida privada de los candidatos a la Presidencia es, por obvias razones, un asunto de interés público, la gran pregunta de esta semana era si Andrade estaba drogado cuando, al cierre del debate, le dijo a su mujer: “te quiero”. ¿Lo soñó? ¿Lo recuerda? “Lo hice bien”, dice él, y no será para evitar líos domésticos: eso ocurrió el sábado y ninguna escopolamina tiene efectos retroactivos. Con Andrade, sin embargo, uno se siente tentado a explicarlo todo con la teoría de los estados alterados. Se recordará, por ejemplo, cuando propuso “detectar la corrupción antes de que ocurra”. Semejante estado de iluminación ¿no es identificable con aquellas visiones anticipatorias que produce la ayahuasca en los chamanes amazónicos?
El resto es una historia más bien triste. Los dueños de su partido (porque Unión Ecuatoriana tiene dueños) no lo quieren: ya le retiraron el apoyo acusándolo de plagiar su plan de gobierno. Su compañera de fórmula, Katherine Mata, lo abandona: esta semana renunció a su candidatura vicepresidencial quejándose de violencia política y asegurando que todo es una farsa. En fin: la campaña de Giovanni Andrade ha sido, hasta ahora, un mal vuelo. Quizá debiera intentar con ácido lisérgico: podría conseguir, como Pink Floyd, “un lapso momentáneo de razón”. No le vendría mal, para variar.
Lasso: hacer de quito una cajita de música
2. Donde al parecer se ofrece café cargado con escopolamina de la dura es en el despacho del alcalde de Quito, Jorge Yunda. Pasar por ahí, tomarse una tacita y ponerse a hablar disparates son tres cosas en una. El otro día le pasó a Guillermo Lasso. Su ofrecimiento de “girar la Virgen del Panecillo” con la esperanza de agradar a los habitantes del sur de Quito, a quienes la gigantesca imagen da la espalda, no resulta, ciertamente, una propuesta nociva, como algunas de otros candidatos. Decir, por ejemplo, vota por mí y te regalaré mil dólares: eso sí es rastrero. Guillermo Lasso no llega a tanto, pero sí que se ha ganado a pulso un merecido lugar en el Top 5 de las propuestas electorales más cenutrias de la historia.
¿Tan mal le está yendo al candidato de CREO en el sur de la capital? ¿Tan burros cree que son los quiteños que le parece que puede convencerlos con cuentas de vidrio? Una vez más (en esto lleva años de esfuerzos sostenidos y, hay que decirlo, exitosos) Guillermo Lasso ha demostrado que la capital, para él, es un misterio.
Pero la historia es linda de contarse. Esto de girar a la Virgen del Panecillo lo toma Lasso como un reto tecnológico. En este rubro, cada quien tiene sus prioridades. Estadistas de otras latitudes ofrecen a sus pueblos encontrar soluciones técnicas para la producción de energía barata y limpia; poner a sus mejores científicos a trabajar en la cura del cáncer; o en el diseño de una gran obra de infraestructura que permita superar obstáculos naturales. Fruslerías. Juntar, en cambio, un equipo de técnicos e ingenieros, sin duda los mejores del país, con la consigna de calcular el peso exacto de la inmensa estatua y diseñar un complejo sistema de grúas, palancas o poleas capaz de levantarla en vilo y un mecanismo de ruedas dentadas para ponerla a dar vueltas, como bailarina de cajita de música, eso sí que es una extraordinaria forma de gastar la plata y de convertir a la capital en una ciudad auténticamente cosmopolita.
Ojalá que vuelva la partidocracia
Leer másPor supuesto, hay maneras más baratas de lograrlo. Se puede mandar a esculpir una nueva cara de la Virgen para ponérsela en la nuca, como Jano, el dios griego: mirando al sur. O limitarse a girar nomás la cabeza, como la niña de El Exorcista. Claro que el efecto no sería el mismo.
Solo queda una duda: la promesa (lanzada por Lasso en esa misma reunión) de subsidiar el metro de la capital, ¿tampoco hay que tomársela en serio?