La intrincada ruta que sigue el servicio de taxis para mujeres
Intentan abrirse espacio en un oficio marcado por hombres y unidades amarillas. Una opción en una actividad plagada de inseguridad
Cada tarde y noche, en muchos puntos de la ciudad, hay una mujer que no se decide si viajar en autobús o tomar un taxi. Más de una quizá se resuelva por el bus, que no es que no implique un riesgo. Pero el temor a enfrentar un robo ahí les resulta más digerible por el hecho de que si el incidente se da, ocurre de forma colectiva.
Otra cosa es vivir la misma circunstancia, pero en un taxi, donde ella es la víctima y se encuentra totalmente sola con un individuo que se ha hecho pasar por taxista para cometer una fechoría. Lo mínimo que le podría suceder es la pérdida de sus pertenencias. Lo peor, padecer un ataque al pudor.
Podría ser una práctica de discriminación positiva, en relación de brindar espacios seguros que el estado no los da. No es otra cosa que una respuesta ciudadana.
Es aquel escenario el que resulta por demás aterrador para cualquier mujer, en cualquier ciudad del planeta. Una sensación de riesgo que ha alentado más de un emprendimiento. En la ciudad argentina de Rosario se creó SheTaxi, una aplicación que ofrece servicios de traslados en vehículos conducidos por mujeres para mujeres.
Algo similar se da en Sao Paulo, con Lady Driver; en San Salvador, con Línea Rosa; o en Cochabamba, con Madame Taxi. Pero la pionera es Pinks Ladies, creada en 2005 y que opera en Londres y Bradford (Reino Unido). Otras iniciativas se encuentran en Kualu Lumpur (Malasia); o las que se ofrecen en Teherán (Irán), Abu Dabi (Emiratos Árabes) y Dubái.
En Ecuador, un primer intento se anunció en 2019, la app Mutua, que se promocionaba como el ‘Uber’ exclusivo de mujeres. No está activa.
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Leer másPero esa necesidad de zanjar la inseguridad al tomar un servicio en el que según la tendencia a nivel mundial el 97 % de quien está detrás del volante es hombre, es lo que llevó a personas como Jenniffer Robalino y Sarah Morán; Sheyla Chávez y Aleida Espinoza; Andrea Delgado y Paola Poggo; y, Katty Malagón y María Fernanda Santos, en Guayaquil.
Así como a Álex D. Achiña y Karen Nichol Carrera; además de Nayfe Cassis y Tamara Enríquez, en Quito, a lanzar un servicio en el que las conductoras son mujeres y está destinado a trasladar a personas de ese sexo.
¿Sexismo? Aquello de mujeres para mujeres podría generar alguna crítica de una supuestamente discriminación a los hombres. Sin embargo, como dice Andrea Delgado, de 593 Cars, cuya actividad inició en Guayaquil en octubre de 2019, no ha habido inconveniente en torno a ese tema. “Se trata de ofrecer una opción de seguridad a las usuarias, porque saben que las va a recoger una mujer”.
Algo similar opina Sheyla Chávez, una de las hermanas que está detrás de Pink Taxi, que comenzó a rodar en mayo pasado en Guayaquil. “Ofrecemos un servicio que otros no lo dan: tranquilidad. Con una mujer conduciendo, la usuaria se arregla su vestido o se cambia los tacones, algo que con un hombre en el asiento del conductor nunca hará”.
Sin embargo, más allá de una supuesta discriminación de géneros, el mayor obstáculo para el servicio de mujeres para mujeres se encuentra en el ámbito legal. Son vehículos particulares y no necesariamente están vinculados a una cooperativa. “Ese es un tema complejo”, dice Katty Malagón, de CarWoman's, que recorre Guayaquil. “Para poder acceder a un servicio de operación de una compañía y/o cooperativa de taxi debemos cumplir con un sinnúmero de requisitos”.
Urge regular a la informalidad del servicio en taxi, en virtud de la preferencia y comodidad de hombres como mujeres. La sana competencia beneficia al usuario.
Sobrellevando obstáculos logísticos y legales potenciales, las pequeñas empresas, muchas de ellas aún sin un sustento legal -más que su nombre-; u otras, con credenciales no necesariamente utilizando la palabra taxi, debido a las regulaciones que prohíben su uso en sus membretes, intentan solventar un determinado requerimiento para un género que no encuentra seguridad cuando está al volante un hombre.
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Leer másLas opciones están ahí: 593 Cars, Pink Taxi, CarWoman, Frida’sCar, en Guayaquil; Mujeres al Volante y Mujeres a Bordo, en Quito. Estas dos últimas tienen app que pueden descargarse para solicitar el servicio. El resto recurre al WhatsApp o a las redes sociales. Pero, todas aducen que su mejor difusión se da cuando alguien que usó el servicio se lo cuenta a otra. “Tenemos muchas clientes que llegaron así”, alega Aleida Espinoza.
Algunas aspiran a obtener una aplicación, sin embargo, esto les implica costos que están entre los 10 a los 15 dólares. El tema es que algunos servicios recién empiezan y no cuentan con más de cinco unidades, como es el caso de Pink Taxi; otros como Mujeres a Bordo, llegan a las 60 conductoras y están en proceso de ampliación, pues aspiran a iniciar recorridos a Guayaquil a partir de septiembre.
- En pleno boom de las aplicaciones como Uber, InDriver o Cabify, empiezan a proliferar alternativas similares solo con conductoras para reforzar la seguridad y confort de las pasajeras, que en muchos casos se sienten incómodas cuando el que está al volante es un hombre. Hasta ahora, estas son las opciones:
- Mujeres al Volante -Quito- nace en octubre en 2019. La idea surge bajo las crecientes noticias de acoso a mujeres durante su viaje en un servicio de transporte, y en busca de un enfoque más social para generar seguridad y confianza en las mujeres. Álex D. Achiña decide lanzar la marca Mujeres al Volante Ecuador que es un servicio de transporte de mujeres para mujeres, buscando crear una gran comunidad de socias que apoyen la propuesta. Poco después se une Karen Nichol Carrera, quien le da la parte femenina y crea identidad a la marca.
- 593 Cars (Guayaquil). El proyecto nació hace 3 años sin nombre alguno solo un grupo de amigas buscando la manera de llevar dinero a los hogares por falta de trabajo fijo. Incluso laboraron en plena pandemia para ayuda de sus clientes. Crearon su logo y nombre en abril de este año. Porque los clientes ya pedían estar identificadas. Detrás del servicio hay dos personas: Andrea Delgado y Paola Poggo. Funciona a través de mensajes por WhatsApp. Con esto, se envía una foto del auto, su placa, nombre y apellido de la conductora y el valor a cobrar.
- Mujeres a Bordo (MAB, Quito). Surgió en medio de la pandemia cuando me Nayfe Cassis fue afectada en sus ingresos familiares. Como cabeza de hogar y necesitaba sacar adelante a sus hijos. Justo en esos días se quedó sin carro y no sabía cómo movilizarse de manera segura. Pronto se sumó Tamara Enríquez quién fue la primera en confiar en MAB, al afiliarse como conductora. En la parte estratégica está Ing. Daniel Aguilar y en la parte tecnológica el Ing. Alex Armijo. Ing. Giovanny Herrera, en la parte financiera. En redes dos excelentes profesionales.
- CarWoman´s es un proyecto pensado en el 2020, pero por motivo de la pandemia quedó paralizado hasta abril de este año que volvió a operar. Las personas que iniciaron este proyecto son Katty Malagón Salas y la Dra. María Fernanda Santos Cobeña. Está en proceso de constituirse como una compañía y de crear una aplicación para poder abarcar todo el Ecuador.