Jaime Nebot: "El centralismo tiene que morir para que los pobres de este país puedan vivir"
El excalde recibe la presea "Municipalidad de Guayaquil" durante la sesión solemne por el Bicentenario, en la que Daniel Betancourt cantó "Renacer" y la alcaldesa Cynthia Viteri le puso su nombre a la medalla al Mérito del 9 de Octubre.
El exalcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, recibió esta noche, del 9 de octubre de 2020, la presea "Municipalidad de Guayaquil", por su actuación como alcalde por más de 18 años. La recibió de manos de la alcaldesa Cynthia Viteri, en una sesión solemne distinta, al aire libre del Malecón 2000, con 60 invitados, con distancia social, con el uso de mascarillas, gel alcohol y toma de temperatura, en la que se anunció, además, que la medalla al mérito, que se entrega el 9 de Octubre a las personas destacadas de la ciudad, llevará su nombre
A diferencia de la primera sesión solemne por el Bicentenario, que se desarrolló al mediodía en el Salón de la Ciudad, donde el exalcalde habló solo unos minutos, en la segunda se extendió en su discurso, tras colocar la presea en la bandera de Guayaquil, donde dijo que debería estar, porque aunque será la más apreciada de las que ha recibido, no solo le corresponde a él sino a todos los guayaquileños.
Nebot recordó que Guayaquil ha dado muestras de pragmatismo, de tener agallas para lograr un cambio positivo, de ser parte de la solución, de saber vencer la adversidad. "Vamos a convertir la crisis en oportunidad. Esta ciudad no sabe morir, solo sabe renacer".
Aunque expresó que no era el momento de criticar, ni a personas ni a gobiernos, aseguró que cabía la autocrítica "porque nos toca velar para que la postergada prosperidad llegue y se consolide, porque el gran desafío que tiene la ciudad es la de vivir bien, con libertad plena y no con una libertad recortada".
Jaime Nebot, quien habló del comunismo chino, del capitalismo estadounidense y de la buena comprensión de lo que es el poder local y regional, dijo que "tenemos que buscar, consolidar la unidad, sin posiciones extremistas" y "desterrar el centralismo injusto que causa que todas las ciudades del Ecuador, incluyendo Quito, no prosperen. Allí es donde está el problema".
Habló del estado privilegiado que no sirve a la comunidad sino que se sirve de ella, que se lleva los recursos de los afiliados del Seguro Social, que dispone arbitrariamente de las rentas de las alcaldías, las prefecturas y las juntas parroquiales cuando el dinero no le alcanza, que no paga a los contratistas públicos y a sus proveedores.
"El centralismo tiene que morir para que los pobres de este país puedan vivir. No hay otra forma de manejar las cosas. Y quien ha estado en el gobierno sabe de lo que estoy hablando. Hay que matar el problema", dijo.
"Aquí, al pueblo le tiene que obedecer el estado y no al revés. Ese es el camino, que se inició con Olmedo, en la fragua de Vulcano, ese es el camino que este Bicentenario nos señala a todos. Esa es la transformación de la dependencia jurídica de ayer en la no dependencia económica y en la no dependencia política de mañana".
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