El presidente brasileño es escéptico sobre el cambio climático y defiende la explotación comercial en áreas de preservación ambiental e indígena.

Jair Bolsonaro niega que la Amazonia sea “un patrimonio de la humanidad”

El presidente brasileño es escéptico sobre el cambio climático y defiende la explotación comercial en áreas de preservación ambiental e indígena.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo este martes en la Asamblea General de la ONU que “es una falacia decir que la Amazonia es un patrimonio de la humanidad” y no representa “los pulmones de la Tierra”.

“La Amazonia no está siendo devastada ni consumida por el fuego como dice mentirosamente la prensa”, aseguró en su discurso, el primero de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Deploró también que “otro país” basado en “las mentiras de la prensa internacional (...) se portó de forma irrespetuosa y colonialista, atacando nuestra soberanía”.

Una veintena de manifestantes vistiendo camisetas verdes y con un muñeco gigante de Bolsonaro y un cartel con la leyenda “Bolsonaro, una amenaza para la Tierra”, protestó frente a la ONU durante su discurso.

“¡La Tierra está ardiendo, la Amazonia está ardiendo, Bolsonaro es un mentiroso!”, gritaban los manifestantes.

El presidente brasileño, un escéptico sobre el cambio climático que defiende la explotación comercial en áreas de preservación ambiental e indígena, intenta convencer al mundo de que tiene bajo control la situación en la Amazonia.

Pero la deforestación se duplicó en la primera mitad del año, y los incendios —provocados en su mayoría por ganaderos y madereros— casi se triplicaron en agosto en relación al año anterior, provocando una crisis internacional.

El presidente francés, Emmanuel Macron, incluso propuso conceder a la Amazonia un “estatuto internacional”, una idea que indignó a Bolsonaro, que le acusó de querer restringir la soberanía de Brasil.

Esa fue “una propuesta absurda”, dijo Bolsonaro este martes en la ONU.

Según cifras oficiales, la deforestación de la Amazonia brasileña prácticamente se duplicó entre enero y agosto, y representa este año el equivalente a 640.000 canchas de fútbol.