Las artesanas exhiben las orfebrerías. En este tipo de ollas se guardaban los granos y chicha en la antigüedad.

Jatumpamba, donde el barro evoluciona en arte

Bajo la técnica del “golpeado”, ocho artesanas de Jatumpamba, cerca de San Miguel de Porotos, a 12 kilómetros de Azogues.

Bajo la técnica del “golpeado”, ocho artesanas de Jatumpamba, cerca de San Miguel de Porotos, a 12 kilómetros de Azogues, mantienen el legado cañari de elaboración de vasijas, ollas y piezas de barro.

“Esto lo aprendimos desde la infancia, nos enseñaron nuestras abuelas”, dijo Rosa Ilda Morocho, de 64 años de edad. Afirma muy orgullosa que seguirá en este oficio hasta la muerte.

En el pueblo se huele la tierra virgen y fresca, son muy pocos los sembríos de maíz y otros productos agrícolas, las viviendas están a buena distancia la una de la otra.

Las ollas y vasijas antiguamente servían para cocinar los granos o guardar el fruto de la cosecha y preparar la chicha (bebida de maíz). El sabor de las comidas hechas en estos utensilios es muy especial.

“Ahora se los usa como adornos en las viviendas y propiedades. Salvo en algunos sectores rurales, se siguen utilizando para preparar los alimentos”, sostiene Rosa.

Para la elaboración de los utensilios, basta un poco de tierra virgen y rojiza, algo de arena, agua y los conocimientos ancestrales, para ir dando la forma a los objetos, explicó Rosa Ilda mientras iniciaba el proceso de hacer una vasija.

Sonriente, la mujer recalcó que, para la elaboración de las vasijas, la tierra debe ser virgen. Luego de mezclar la arena con agua, se forma la figura en una vasija madre y se la lleva hasta un horno rudimentario de bloques. Luego se pinta con una sustancia natural que solo realza el color propio de la cerámica, después se pasa un barniz para darle cierto brillo al acabado del objeto, añadió Morocho.

“Los artesanos en su totalidad somos mujeres de la tercera edad, pues la pobreza ha dado lugar a que los pobladores decidan migrar en busca de mejores días en el exterior unos, y otros en el país”, adujo otra elaboradora de los objetos de barro, Rocío Patiño.

“Con las manos y pies mezclamos arena y tierra con agua para obtener el lodo con que se elaboran las vasijas que se moldean con los golpeadores o huactanas. Dependiendo del tamaño del objeto, el proceso demora de dos a ocho días porque se tiene que secar. Para darle color al objeto se utiliza el material conocido como quina que se obtiene de la tierra y que le brinda un tono anaranjado”, dijo Patiño.

Los objetos son comercializados en Cuenca y Azogues, en los mercados y los sitios de dicados al expendio de artesanías. (F)