Jorge Glas, el amigo del que el correísmo ya no quiere hablar
Análisis | Las sesiones virtuales y evitar hablar de Glas era el guion de Fiscalización. Él ya no es políticamente rentable
En el guion que los correístas previeron para la sesión de práctica de pruebas dentro del juicio político a Mónica Palencia, ministra del Interior, había dos puntos claves: que la sesión no sea presencial, sino virtual, y que a la hora de hablar de la incursión policial a la Embajada de México se trate de mencionar lo menos posible a Jorge Glas.
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Leer másDos indicaciones que contradicen en gran parte los puntales que precisamente habían previsto para este juicio: que cada episodio haga la mayor cantidad de bulla posible y que se vengue el nombre de Glas, que fue retirado de esa Embajada a la fuerza en abril de 2024 por la policía.
En resumen, eran dos ideas para hacer una suerte de control de daño por lo ocurrido en la Comisión de Fiscalización durante las últimas semanas. Ni Glas es rentable políticamente ni la Comisión de Fiscalización está sirviendo de caja de resonancia, evidentemente era el razonamiento.
El objetivo de las sesiones virtuales
Lo de hacer virtuales las sesiones del jueves 3 y viernes 4 de octubre se debe a la catástrofe que fue para el correísmo la tumultuosa y turbulenta sesión del lunes 30 de septiembre. El griterío que se armó en esa sesión y la escandalosa presentación de la asambleísta Paola Cabezas resultó tener un precio demasiado alto que pagaron los correístas y que no estaban dispuestos a repetir.
Que a Pamela Aguirre, la presidenta de dicha mesa, se le vayan de las manos las sesiones ya parece ser una constante, y cada vez que eso ocurre la imagen de esa asambleísta, de la comisión y del correísmo hecho cargo de la Asamblea se van cada vez más al piso. Por eso, la decisión tomada para el jueves y viernes fue que la sesión sea virtual, para lo cual fue necesario romper el reglamento y la lógica legislativa.
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Leer másSegún la norma para trabajo virtual de la Asamblea, tiene que haber alguna circunstancia muy especial, como una pandemia o alguna catástrofe natural. Cuando una legisladora del gobierno pidió que la sesión sea presencial porque eso quería la ministra Palencia, la presidenta de la comisión, Pamela Aguirre, no permitió que se califique el pedido, lo cual es ilegal puesto que el reglamento de ese organismo establece que todo pedido que tenga relación con el juicio tiene que ser calificado.
Pamela Aguirre impuso su voluntad y decidió que porque tiene la facultad de hacerlo (en realidad no la tiene), las sesiones de jueves y viernes serían virtuales.
El cambio radical de los asambleístas correístas
La catástrofe del lunes se evidenció sobre todo en redes sociales, donde hubo una inmensa cantidad de mensajes, fotos y videos condenando o burlándose de lo que le ocurrió a Paola Cabezas, una de las interpelantes, cuando quiso enfrentar a Mónica Palencia y quedó muy mal parada.
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Leer másSiendo virtual, Aguirre pudo manejar la sesión gracias a las facilidades que le da la tecnología: el micrófono y la cámara se otorgan a quienes a ella le conviene. Además, no hay público en la sala, no hay escándalos y Aguirre pudo tener a todo su equipo de asesores junto a ella para evitar decir o hacer tonterías.
Y para hacer un contraste con lo del lunes, la actuación de los acusadores correístas Leonardo Berrezueta y Cabezas fue completamente distinta. De la crispación y los gritos, pasaron a un tono que más parecía de chicos en su día de primera comunión. La amabilidad, el respeto, la tolerancia y los buenos modales eran tan pronunciados que parecían impostados.
Lo del exvicepresidente encarcelado fue, en realidad, lo más notorio. En realidad, no solo que se trató de minimizar lo de la agresión a la Embajada de México para enfocarse más en el tema de la seguridad, sino que fue evidente la intención de mencionar lo menos posible al compañero Jorge Glas.
El resultado fue hasta cierto punto gracioso: el interpelante Leonardo Berrezueta se cuidó muchísimo de hablar de Glas, que estaba protegido por los diplomáticos mexicanos, y más bien sostuvo que el otorgamiento del asilo al exvicepresidente es un asunto del que no cabía hablar porque eso había sido una decisión del gobierno mexicano.
Incluso cuando el asambleísta del gobierno César Umajinga le preguntó sobre si era legal el asilo tomando en cuenta que Glas estaba siendo procesado por la justicia, Berrezueta le contestó diciéndole, con una amabilidad exagerada, que esa es una pregunta para la Embajada de México y no para él. Y que ese tema era irrelevante en el juicio, ya que lo que está en cuestión es el desconocimiento de las normas y tratados sobre la inviolabilidad de las misiones diplomáticas.
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Leer más“En el juicio no se examina la condición del refugiado ni los documentos sobre este tema. Existe incumplimiento de funciones de la ministra Palencia al desconocer la normativa nacional e internacional sobre el asilo y el respeto a las embajadas”, llegó a decir Berrezueta. Incluso, dijo que entendía que para la ministra Palencia debió ser doloroso no haber impedido la irrupción en la embajada.
Berrezueta terminó diciendo que la acusación a Palencia no era por haber ordenado la irrupción, sino por no haberla impedido, advirtiendo al presidente Daniel Noboa que se iba a hacer algo ilegal.
Finalmente, todos los cañones apuntaron al tema de la seguridad. Que no hay plan Fénix, que no se han bajado las cifras de criminalidad como ha dicho el gobierno, que Palencia ha dado información falsa y que no ha entregado recursos a la Policía para que cumpla con su misión, fue lo que dijeron básicamente Berrezueta y Cabezas.
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