Jose Mujica, un invitado siempre incomodo
Unas palabras. Unas ideas. Eso y una foto con José Mujica fueron los recuerdos que se llevaron varios jóvenes representantes de estudiantes secundarios y universitarios, dirigentes de Alianza PAIS y organizaciones afines que almorzaron con el expreside
Andersson Boscán Pico Y Alfonso Albán Guayaquil
Aunque José Mujica vista el mismo uniforme, del mismo ejército ideológico, su anfitrión nunca puede saber hacia dónde irán dirigidas sus balas.
Le pasó ayer al partido de Gobierno en Guayaquil, que aprovechó la visita del expresidente uruguayo al país para invitarlo a dar una charla. Franqueado convenientemente a la izquierda por el virtual presidenciable Lenín Moreno y a la derecha por la directora de PAIS en Guayas, Marcela Aguiñaga; Mujica soltó el discurso ante el aplauso constante del primero y el meneo de cabeza, afirmativo e incansable, de la segunda. Se suponía que estaba allí para hablar sobre sobre el pacto ético y el nuevísimo Plan Cóndor. Dos temas que ignoró.
De lo que habló Mujica, es de lo que quería hablar. ¿De qué más? De la izquierda. La verdadera izquierda. La izquierda que atraviesa por problemas, la “que nunca debe aliarse con la derecha fascista”, pero que debe aprender a reconocer que “no todo lo que está a la derecha es lo mismo”, porque, considera, “no hay que ganarse el odio gratis”.
Mujica, el último sobreviviente moral de una izquierda arrastrada a los tribunales o a calles ingobernables, no se atreve -por decoro o convicción- a citar ejemplos puntuales. No nombró a Ecuador. Pero tampoco le hizo falta.
Porque aunque defendió, como siempre, la “obscena acumulación de capital”, no dudó en criticar las leyes de herencia que intenta generar tributos hasta por las casas entregadas a los hijos (“no agarren las cosas al extremo”, sugirió); porque aunque cree que la prensa es dura, durísima, aterriza: “¿y qué creen, que nos tienen que regalar la cancha?”. No: “así es la política”, hay que tener tolerancia, “es parte del vapuleo”. Porque aunque a su lado están dos representantes de un partido que denuncia un maligno plan internacional para echar abajo a la izquierda; Mujica cree que es más simple: “el enemigo de la izquierda es el disenso interno”.
No es una cuestión solo de partidos. Es también una cuestión de partidos cuando llegan al poder. “El Gobierno se come al partido” y son incapaces de generar nuevos cuadros; cuestión de presidentes que deberían ser comunes, “un viejo cualquiera”, pero prefieren el protocolo, la escolta y el lujo; cuestión de Gobiernos que se llenan “de discursos bolivariano, reuniones y fotos”, pero “muy poco avanzamos en integración”.
Después de tantas balas difíciles de esquivar, Moreno, siempre amable, había dejado de aplaudir; Aguiñaga, siempre atenta, había dejado de asentir.
Un encuentro con los jóvenes
El expresidente uruguayo José Mujica sostuvo un encuentro con los jóvenes guayaquileños para reafirmar los conceptos de modestia, que lo volvieron famoso.
“La política es para vivir como vive la mayoría de la gente, no como vive una minoría privilegiada”.
Mujica se encuentra desde el martes, cuando visitó la zona cero.