La justicia indígena castiga a tres personas por robar en Imbabura
Padres e hijo ingresaron a una vivienda para sustraer varios enceres
“Ay, ay mi columna'' gritaba de dolor un hombre mientras era latigueado semidesnudo frente a decenas de personas de la comunidad de Mariscal Sucre de la parroquia González Suárez de la ciudad de Otavalo, provincia de Imbabura, lugar al que entraron a robar.
Juez declaró temeraria la denuncia contra la mayor Rafaela Montoya
Leer másEn total son tres de una misma familia. Una pareja de esposos y su hijo, que fueron sometidos a la justicia indígena. Una de las sanciones que se le aplicó fue exhibirlos a la vergüenza pública por parte de los comuneros que estaban indignados por el delito que se cometió en una vivienda de la parte alta.
Los sujetos fueron despojados de su vestimenta, solo quedaron en ropa interior. Después salieron desde la casa comunal donde estaban retenidos desde el último jueves y caminaron por la vía de piedra y pavimento hasta llegar a las principales calles de la parroquia.
“Alce la cabeza, alce la cabeza” le gritaban los comuneros para que la gente los identifique y los reconozca como roba casas. Otros en cambio, pedían que los quemen. Los tres cargaban los objetos robados. Dos cilindros de gas y una nevera. Luego de que fueron descubiertos en el ilícito, trataron de escapar en un vehículo, pero de acuerdo a una fuente les fue imposible, debido a que el chofer de una retroexcavadora les cerró el paso.
En vía a la costa se resisten a orden judicial de arresto domiciliario
Leer másY aunque el chofer por varias veces esquivó a la máquina pesada, al final esta les chocó. La primera en ser capturada fue la mujer, ella no pudo salir a tiempo, debido a que se le trabó la puerta del copiloto. En cambio, padre e hijo, corrieron hacia el sector de Pijal, a unos cinco minutos de distancia, pero ya toda la comuna y sus alrededores sabían lo que ocurrió y junto a los choferes de las camionetas y taxis les siguieron la pista. Uno de los sujetos lo hallaron metido en una acequia y al otro, metros adelante.
Luego del recorrido a pie, fueron trasladados hacia una vertiente donde se les vendaba los ojos y se les purificó con agua helada, ortiga y con látigo. La última parte fue la más dura para los tres declarados culpables en la Asamblea de Cabildos, donde participaron más de 12 comunas, incluida de la provincia vecina de Pichincha. Y es que el látigo les hizo gritar de dolor y pedir perdón, por la falta que cometieron.
Ellos aceptaron que robaron. En las comunas ancestrales existe el pensamiento de ama killa, ama llulla y ama shwa que significa no ser ocioso, no mentir y no robar, esto último fue lo que la familia irrespeto. Al final el carro fue incendiado y los tres sujetos entregados a la policía y los familiares en el límite con Cajas, Pichincha.