Lasso: no se pacta con corruptos
El libro que tanto anunció Guillermo Lasso es un simple informe de labores. Su presentación fue lo mismo. Hubo pocos momentos de intensidad política.
Último acto oficial de Guillermo Lasso en Carondelet. Gobernadores y ministros, embajadores y empresarios, periodistas y rectores universitarios se reunieron en el gran salón de banquetes, con sus tres magníficas arañas de cristal, para asistir a la presentación del tan anunciado libro en el que el presidente de la República cuenta las experiencias (o esa era la expectativa creada) de sus dos años y medio de ejercicio del poder. Los pesados ejemplares de ‘900 días: democracia y resultados’ (tapa dura, 462 páginas de papel couché de 120 gramos impresas a todo color y salpicadas de cuadros, mapas, fotografías y una cantidad desproporcionada de subtítulos), con el sonriente rostro de su autor silueteado sobre una bandera tricolor en la portada, se disponían bien alineados sobre una mesa. Adentro, pantallas gigantes con la misma imagen y una tarima montada para la tertulia, sobre la que el presidente desarrolló un aburrido acto de rendición de cuentas matizado por un puñado de intensas declaraciones políticas.
Salvo que el presidente decida sorprender al país a última hora, que siempre es una posibilidad, ‘900 días: democracia y resultados’ es la última decepción de su gobierno. No se encuentra en él nada de lo que se espera del libro de un presidente sobre su período de gobierno: no hay aquí una reflexión sobre la política, ni una memoria sobre la experiencia humana del ejercicio del poder, ni una lectura sobre las circunstancias que rodearon su gestión, ni una visión del país: nada sino datos en bruto. El libro es, ni más ni menos, un informe de labores como los que tantos otros organismos del Estado editan por decenas, que van a parar a las bodegas y que nadie lee porque son ilegibles. Que Guillermo Lasso lo firme en calidad de autor es una desproporción: es evidente que él no escribió esa parrafada de información administrativa y seca compilada por los ministerios.
El presidente Lasso presentó su libro '900 días, democracia y resultados'
Leer másEl discurso de 40 minutos que pronunció el mandatario reprodujo este contenido: datos fríos encadenados uno tras otro, información estadística contenida en el libro, incluida aquella poco confiable por provenir de un Ministerio de Economía que sigue pecando de optimismo en sus proyecciones para el año 2023. Cifras y más cifras: cuántas casas, cuántos hospitales, cuántos millones en crédito, cuántas ambulancias, qué programas en beneficio de qué pobladores, cuánta inversión en las Fuerzas Armadas... Mención aparte merecieron las vacunas contra el covid, capítulo de su gobierno en el cual se explayó con justificado orgullo y que marcó, dijo, el nivel de su eficiencia. En resumen: una olvidable rendición de cuentas.
Pero hubo también momentos, pocos, de rara intensidad política, de críticas a sus opositores y mensajes más o menos velados, más o menos abiertos, a su sucesor, Daniel Noboa. Justificó el decreto de la muerte cruzada como la única salida que le dejaron “para mantener firmes nuestros pilares republicanos y subsistir como país”. Arremetió, sin nombrarlos, contra Rafael Correa y Jaime Nebot: “actores políticos del nuevo siglo y otros que el Ecuador arrastra como un grillete desde hace 40 años… ¡Que nadie se atreva a sentarse en su sillón perfumado!”. Y se jactó de no haber pactado “con esos personajes”, olvidando que, si no lo hizo, no fue porque le faltaran ganas (de hecho, lo hizo y se arrepintió).
Pero sobre este punto, la necesidad de no pactar con “autoritarios y corruptos que tienen en sus filas a gente relacionada con el crimen internacional”, desarrolló una larga arenga que todos los presentes entendieron estaba dirigida al presidente electo Daniel Noboa. Terminó con una indirecta dirigida a las empresas de producción de contenidos digitales: “gran ejército de jóvenes que conocen la tecnología y pueden destruir vidas porque les pagan por ello”. Prerrogativas de un presidente: hablar por alusiones y ser entendido perfectamente.
El momento de la lágrima
El punto más emotivo de este, el último discurso de Guillermo Lasso en Carondelet, tuvo que ver con el tema de la desnutrición crónica infantil, mal endémico que logró reducir en un 3,5 por ciento durante su gobierno. Lo mismo que en el documental de despedida que empezó a circular en redes sociales, Guillermo Lasso, fiel a lo que parece ser un guión establecido, llega a este punto y hace pucheros.
Lasso se va del cargo entre el llanto, acusaciones y memorias felices en documental
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