“Cumulus nimbus”
Regresaba a Guayaquil en helicóptero, mi medio de transporte favorito, y a media ruta el capitán nos dijo: “¿Ven esa nube negra al frente, vertical, con forma de yunque? Se llama ‘cumulus nimbus’. Dentro de ella hay fuertes vientos verticales, lluvias, rayos, tornados y hasta granizo. Uno nunca sabe qué mismo hay en ellas. Un buen piloto sabe que jamás debe entrar allí, así que demoraremos más en llegar a la ciudad ya que hay que rodearla”.
El país parece que está por entrar en una nube negra, sin la confianza de que algún piloto nos evite ese trance. Me explico: la situación política y económica mundial nos encamina a conflictos sin fácil solución, en un entorno recesivo. El país más contaminador del planeta decidió que el cambio climático es un invento de lunáticos. En Ecuador la variable vital para el desarrollo, la confianza, está destruida. Más del 50 % de los ciudadanos no cree que exista división de poderes, percibiendo que estamos en dictadura; la libertad primordial de elegir a los gobernantes está cuestionada y la mayoría no reconoce a los mandatarios electos el 2 de abril, entre otros aspectos porque la campaña de funcionarios que tuvieron prohibida hacerla, inclinó la cancha sin pudor en contra de Lasso, dejando un tufo a fraude. El tercer sector, o sea la sociedad civil, ve con terror como el Decreto Ejecutivo 16 se transforma en proyecto de ley, las persecuciones campean y por último, fue noticia en Brasil que para obtener una obra hidroeléctrica se aceitó con un millón de dólares a un funcionario de energía, presagiando que la bomba ética será un MOAB para este frágil sistema.
Entonces nos preguntamos: ¿dónde está el piloto?, pues quienes deben liderar, hoy negocian sus intereses con el poder de turno.
Estudios de credibilidad actuales indican que el 68 % de los ecuatorianos, confía en la Iglesia, 48 % en las Fuerzas Armadas y 47 % en las universidades. Pregunto: ¿no será hora de que la Iglesia, las fuerzas del orden en servicio pasivo o no y la academia, formen una comisión nacional que nos ayude a evitar la mayor crisis de gobernabilidad en la historia? Einstein dijo: “Dios no juega a los dados”. Dios respondió: “Yo te ayudo, pero necesito tus manos”.