“Hay edificios patrimoniales que son minimizados por la Aerovia”
Expertos creen que es difícil solucionar problemas que ciudadanos han detectado. Hay quejas de moradores y comerciantes cercanos a las estaciones.
Cada vez que Daniel Ponce se asomaba a su ventana y veía hacia el horizonte, disfrutaba de las hojas amarillentas de tres guayacanes. Ahora, su mirada se choca con una plataforma gris del proyecto de la Aerovía.
Le apena porque en octubre, cuenta, llegaban personas atraídas por el florecimiento de estos árboles, y a él le daban paz. “Que no está mal, porque es muestra de modernización, solo que hubiera sido mejor si esta se hubiera acoplado a las plantas. Así la vista sería más agradable”, comenta el estudiante de Ingeniería Civil.
Él, al igual que otros moradores y comerciantes cercanos al sistema de transporte aerosuspendido que se construye en la ciudad, también se siente afectado y tiene dudas respecto al proyecto. Esto, porque coinciden en que jamás se socializó con ellos cómo se ejecutaría. Fueron notando inconvenientes con cada piedra colocada sobre la estructura.
Andrés Roche, gerente general de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), dijo a EXPRESO en junio pasado que el proyecto tenía todos los estudios de ingeniería, en materia ambiental, de navegabilidad fluvial, en materia socioeconómica y en materia financiera.
Sin embargo, Félix Chunga, arquitecto y docente de la Universidad Católica, cree que en esos análisis se dejaron fuera varios factores, como el de la ciudadanía afectada. No solo los que se quejan del ruido visual que genera la obra en pleno centro de la ciudad, sino como los que residen o trabajan en las edificaciones que están bajo el cableado por donde pasarán las cabinas, como lo expuso EXPRESO ayer.
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Tanto para Chunga como para el abogado Julio César Cueva, a estas alturas del proyecto, que se inauguraría en cuatro meses, difícilmente pueden haber soluciones que mitiguen las quejas particulares al respecto.
“Siempre que hay una obra pública, esta prevalece al derecho a la propiedad privada. Solo si ellos (afectados) soportaran una carga que no están capacitados a soportar, podrían recurrir a una acción constitucional. Pero no pueden hacer mayor cosa”, dice el jurisconsulto.
No obstante, para Chunga, la afectación no sería sectorizada, como para los propietarios de inmuebles de la calle Loja, por donde pasa el cableado sobre los edificios. “Hay un impacto a la imagen urbana. Tenemos edificios patrimoniales, como el de la Casa de la Cultura, que ahora se ven minimizados y avasallados por esta edificación gigante (la estación Centenario, en la calle Quito)”, lamenta.
El también urbanista y experto en movilidad Carlos Jiménez considera que el trazado de la ruta de la Aerovía “es forzado”. Visualiza que en las zonas por donde pasará el sistema, ocurrirá algo similar a lo que pasó con la construcción del paso elevado en el sector de la Bahía.
“Esa zona probablemente se deprima, sea abandonada, porque nadie va a querer vivir allí por el ruido. Va a empujar a la gente fuera del centro”, insiste. Esto podría ser contrario a lo que buscan varios grupos sociales, que plantean repotenciar y repoblar el centro de la urbe y hacerlo más habitable.
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Natalie Wong, decana de la facultad de Arquitectura de la Universidad Espíritu Santo, considera que la expropiación en las zonas por donde pasa la Aerovía no es una figura mayormente viable para este proyecto. “Porque esto se da más cuando queremos usar el terreno para algo necesario y la edificación ya no cumple con su función”, detalla. En tal caso, sugiere un cambio de uso de suelo.
Para la profesional, el sistema cumple con la necesidad de cruzar más rápido el río. Sin embargo, para Chunga, hay un cuestionamiento que se repite en su cabeza cada vez que piensa en el sistema aerosuspendido: ¿realmente la Aerovía era la mejor opción para solucionar el problema de la movilidad entre Guayaquil y Durán?
“La Aerovía es un medio de transporte que evita el traslado en loma (como en Quito, Medellín o Bolivia), y ahí genera un beneficio evidente. Pero en una planicie como Guayaquil no corresponde un beneficio, más que nada en un sector tan concurrido”, argumenta.
VOCES
George González, dueño de uno de los restaurantes
En esa parada habrá restaurantes. Y a nosotros lo que nos preocupa es que nos hagan cerrar nuestros comedores y no nos den alternativas como un espacio ahí mismo.
Marcelo Manosalvas, jubilado
Muchas casas quedan, con sus ventanas y puertas, expuestas a la vista de quienes transitarán en la aerovía. Eso puede ir contra la privacidad y seguridad de las personas.
Félix Chunga, arquitecto
El problema con Guayaquil es que nosotros pensamos en proyectos individuales y seguimos añadiendo cosas. Le damos a un cuerpo enfermo pastillas que no funcionan.
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Carlos Jiménez, urbanista
Tampoco es justo que a unos pocos los afecte y no haya nada a cambio. Se podrían generar paradas integradas (en la Loja) a las áreas comerciales o al Mercado Artesanal.
El detalle
Socialización. Para los profesionales, era primordial compartir el proyecto con cada actor que iba a ser afectado de una u otra forma por el proyecto.