Acto. En el colegio Ecomundo los alumnos aprenden valores a través del arte, foros y actividades con los padres.

“Hemos naturalizado la violencia contra los ninos”

Las campañas deben ser complementadas por acciones de autoridades e instituciones encargadas de vigilar y proteger los derechos de los niños.

A partir de la Constitución del 2008, en Ecuador se han creado una serie de normas e instituciones para proteger los derechos de la niñez y la adolescencia, pero en el tema de violencia, acoso escolar, abuso sexual, en particular, la situación es grave a todo nivel de la sociedad.

Esta situación no se ha detenido y ha ido en ascenso, a pesar de las campañas que autoridades locales e internacionales han puesto en marcha para evitarla y erradicarla.

Pero allí no se agota la problemática, ya que hay una violencia estructural mucho más extendida que tiene que ver con el trabajo infantil en plantaciones de banano, durante la noche. A ello se suma la desnutrición en zonas populares de la ciudad y el campo, la mala calidad educativa y el porcentaje de deserción escolar.

“Hemos naturalizado esta violencia y la vemos como una cosa cotidiana que ya no nos llama la atención, porque creemos que estos hechos, que son tremendamente dañinos al desarrollo de los menores, son parte de la realidad que ellos tienen que enfrentar. Nos hemos vuelto insensibles y allí está el peor daño”, cuestiona Billy Navarrete, del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH).

En el país se han lanzado campañas para erradicar todo tipo de violencia, pero Navarrete indica que a punta de campañas no se puede cambiar conductas que nacen de una cultura. Por ello recomienda acompañar acciones que puedan complementar ese mensaje, las cuales deben estar dadas por las autoridades e instituciones encargadas de vigilar y proteger los derechos del infante.

En cambio, Mónica Reinoso, viceministra de Gestión Educativa, asegura que las campañas emprendidas han permitido que los casos de violencia salgan a la luz. Entre ellas menciona la denominada ‘Más unidos más protegidos’, que involucra a varios actores y que busca que el niño conozca su cuerpo y pueda denunciar cualquier tipo de ataque.

Se suman las emprendidas por Unicef. ‘Mi superhéroe’ y ‘Súper papás’, por ejemplo, que incitan a los niños a nombrar las cosas como tal y a acudir a personas de confianza cuando tengan que denunciar alguna agresión. “En temas de violencia es una campaña continua que involucra capacitación de docentes, profesionales de los DECE, autoridades, padres y alumnos”, añadió.

Estas tareas se mantendrán hasta el año 2021. Y si bien los efectos han logrado despertar y poner alerta a los chicos y más aún crear políticas públicas que velen por su bienestar, todavía hace falta involucrar más a las escuelas y la sociedad.

Para Vivianne Almeida, directora del movimiento Plan Internacional, tras los casos de bullying y atropellos registrados resulta vital que el sistema de justicia también actúe y modifique sus procesos a fin de que proceda con rapidez. “Estos ya no deben ser engorrosos. A la justicia le hace falta priorizar los casos, trabajar porque las autoridades generen una respuesta inmediata”. Además, hay que trabajar por creerle al niño, precisa. A los ecuatorianos —y eso no necesariamente lo ofrece una campaña— les hace falta escuchar al infante: saber lo que necesita y esperan del mundo para así ir mejorando también su relación con el entorno.

Édgar Pozo, director de la Asociación Colori per la Paz Ecuador, que lucha por la igualdad, la equidad y la no violencia, por su parte, hace un llamado a cambiar las reglas. “Llegó la hora de pensar con rigidez. Hoy las iniciativas llegan, se quedan en la mente, pero para frenar la problemática hace falta que cada individuo ejerza un rol desde casa”. El educador, por ejemplo sugiere, debe impartir valores y trabajar por la no discriminación a diario; el padre debe dedicar su tiempo a moldear (positivamente) la actitud de su hijo. Y el resto, precisa, debe tener el valor de defender, hablar, actuar, denunciar. Es decir, de involucrarse.

La tecnología ayuda, pero no a todos

Para Almeida, el acceso a la tecnología ha facilitado que las comunidades tengan acceso a las campañas. “Las redes sociales emiten hoy mensajes que enseñan a los chicos a ser buenos, a defenderse”. Sin embargo, aquellas que no cuentan con las herramientas y provienen de zonas marginadas, se ven vulneradas por la falta de información. ¿Qué hacer? Almeida hace énfasis en las acciones de campo: el trabajo con la familia y las escuelas garantes y la construcción de escuelas de valores y liderazgo.

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