“ Los inmigrantes venezolanos son nuestros hermanos ”

La pregunta parece fuera de lugar... ¿A qué se refiere? Pues, sí, se refiere directamente a la crisis que vive el pueblo venezolano. Proclamamos tantas veces que somos hermanos, que somos un mismo pueblo, que somos hijos de un mismo Dios... Y, ¿qué hacemos? No tenemos ciertamente injerencia en la política de esa su nación. Pero no basta con tener lástima. La verdad es que su presencia la tenemos en todas las ciudades del país. ¿Qué pasaría si nosotros fuésemos los refugiados en países vecinos? ¿Hay ayuda para ellos? No se puede negar que sí hay ayuda, aunque no suficiente y, como siempre, de personas e instituciones de buena voluntad.

Sin embargo, hay algo que clama a gritos: ¡la situación en la frontera de Rumichaca! Miles de venezolanos están esperando horas interminables para ser atendidos por Inmigración. El frío terrible de ese sitio hace que la espera sea todavía más torturante.

Me pregunto si las oficinas de inmigración no podrían y deberían multiplicar más todavía el número de su personal y simplificar al máximo los trámites necesarios.

¿Qué hacen nuestras iglesias, nuestros obispos, nuestros pastores con sus organizaciones, con todo su poder espiritual y material sobre sus creyentes? Y todos, autoridades seccionales y ciudadanos particulares, podríamos recordar el maravilloso ejemplo de solidaridad demostrado a raíz del terremoto de abril y del que sí´ somos capaces una vez más.

Patricio Salazar Montesinos