Carlos González-Artigas Díaz no es un empresario que se ajusta a un molde.

“Mi exito radica en haber sabido escoger a mis colaboradores”

El empresario radicado en Manta, compañero de preparatoria de Fidel Egas y Roberto Isaías, ha emprendido en nuevos negocios.

Carlos González-Artigas Díaz no es un empresario que se ajusta a un molde. Así como puede andar en su vehículo bromeando con sus copilotos, puede también en ese mismo rato pedirles cuentas y exigirles resultados. Es el resultado lo que para él cuenta. Y nadie puede decir que esa estrategia no le ha funcionado. Don Carlos, como le dicen sus colaboradores, repotenció las marcas de la ya cerrada Oleica, le compró a Unilever aceites La Favorita y por estos días acaba de finiquitar la adquisición de una empresa guayaquileña con activos por más de $ 30 millones.

- La Fabril inició con la extracción del aceite de algodón, ¿pero creció más con la compra de aceites La Favorita a Unilever?

- Mucho antes de eso. Empezamos con una fábrica muy muy pequeña. Era de 5 toneladas por día de aceite de algodón de la semilla que procesaba. De ahí se compró parte de Fideiquesa, que era de Luis Noboa Naranjo. Luego, todas las marcas que fueron de Oleica.

- Era una empresa de los Piana. Oleica era grande.

- Compré las marcas, no la maquinaria porque no servía para nada. El peor enemigo de la maquinaria es la joda.

- Entonces a Oleica le compró solo las marcas de aceite.

- No. Le compramos Perla, por ejemplo, esos jabones eran de Oleica, y además los aceites Girasol, Maizol y la margarina Klar, que era famosísima, pero que se había desprestigiado porque dañaron la calidad.

- Usted siempre ha apostado por la innovación, por la remuneración variable.

- Es con base en porcentajes de rentabilidad.

- Ahora se activa esa forma de trabajar en muchas empresas. ¿Qué resultados les ha dado ese sistema?

- Eso es excelente por una sencilla razón: primero, tienes un socio sin tener un socio; en segundo lugar, se cuidan (los empleados) porque si tú ves que están robando hablas porque también te bajan la rentabilidad y no vas a permitir que eso pase. Por todos lados es bueno. A mí no me importa que una persona gane 40.000 o 50.000 dólares mensuales con base en los porcentajes, porque yo estoy ganando más; pero si tiene un sueldo fijo de 30.000 o 50.000 y pierdo plata, es más grave para la empresa. En La Fabril cada persona se pone su sueldo.

- ¿Cómo se ejerce el liderazgo?

- Si eres una persona capaz y quieres trabajar, ¿qué haces? Yo hablo contigo y me dices: “Me interesa trabajar con usted”, pero cuando me pides tantos años de garantía de trabajo es porque eres malo. Si eres bueno, lo que quiere es la oportunidad. Si eres malo te vas. Si eres bueno te quedas para toda la vida. La estabilidad en el trabajo se la da uno mismo. La persona que viene y quiere demostrar lo que es, me dice: “Póngame un sueldo de tanto en los tres primeros meses y después de que vea mi rendimiento hablamos”. Al contratar a la gente que está a mi alrededor he sabido escoger: el éxito que he tenido es haber sabido escoger a mis colaboradores.

En La Fabril hay menos del 1 % de rotación de personal. Hay gente que empezó con Carlos González-Artigas Díaz y sigue con él. “Lo jodido es que todos pasan de vacaciones” (bromea). La empresa tiene 2.500 colaboradores y el año pasado facturó 488 millones de dólares. El conglomerado tiene 19 compañías, y otra de ellas es Río Manso (extractora de aceite), que factura otros $ 88,8 millones.

- La palma aceitera (africana) ha experimentado un crecimiento relevante. ¿Qué importancia ha tenido esto en La Fabril?

- Nosotros, en total, tenemos ocho extractoras de aceites. Estamos comprando alrededor de 600 mil toneladas al año y estamos produciendo cerca de 130 mil toneladas propias, que año a año van a ir subiendo. Exportamos, por lo regular, productos terminados.

- ¿Qué lo llevó a entablar una negociación para comprar una empresa importante de Guayaquil?

La Fabril terminó el proceso de compra de una compañía relevante, pero aún faltan ciertos requisitos por cumplir. Por eso Diario EXPRESO se abstiene de mencionar su nombre.

- Tengo la infraestructura de ventas y me hacían falta, por ejemplo, pañales, toallas íntimas, toda esa gama. Por ejemplo, nunca me imaginé que las toallas desinfectantes fueran tan importantes. Los volúmenes que se venden son increíbles, porque también van en lugar del papel de escusado. Las usan mucho.

-Esta conversación tenía bastante tiempo.

- Fue larga, porque ellos la vendieron por un problema familiar. Ha sido todo un proceso hasta llegar a cerrar la negociación, hasta que se pongan de acuerdo entre ellos mismos, porque al entrar en la mitad de una pelea el árbitro siempre sale golpeado.

- ¿Falta algo por finiquitar?

- La hemos comprado.

- Esto los va a potenciar. ¿Cuánto?

- Es una compañía grande. Algunos productos ya los tenemos nosotros y no vamos a ser competencia. Inicialmente vamos a trabajar separados (como empresas), pero después se incorpora a La Fabril. En seis meses más estamos incorporados. Es una planta bien grande. Vamos a exportar todo lo que es pañales para Cuba y Haití.

Don Carlos tiene “un veintiúnico heredero”, su hijo Carlos González-Artigas Loor. Él está hecho cargo de los negocios de La Fabril, porque “donde mandan dos no manda nadie”.

- Tiene algunos proyectos nuevos. ¿Qué camino van a seguir estos negocios como la Hacienda Manantiales del Rocío y Montecristi Golf Club?

- Todos mis proyectos son mi pasión. Las 18 compañías son mi pasión.

- ¿Qué lo motivó a incursionar en otros negocios, en la finca?

- En un viaje que hice a Colombia, fui a conocer la parte cafetera y vi todo lo que tenían. Empecé a ver que a Manta llegan cada vez más cruceros. Ahora llegan en el año alrededor de 36 cruceros y cada uno viene con un promedio de 3.000 personas. Que un 25 % se baje a hacer turismo a las haciendas, serían 600 personas por semana. Tenía esta propiedad y tenía sembrados allí algunos productos, naranja, toronja, mandarina, uva, guayaba, fruta china, café, cacao, para enseñarles a los turistas que van a ir a la hacienda. Los vamos a llevar a que tomen café y de ahí a realizar todo el proceso. Allí vamos a tener una planta procesadora del grano. La idea es sacar un café especial para venderlo en grano o tostado y hacer todo el proceso con los turistas. Igual con el cacao. De ahí sacamos mermeladas.

De hecho, ya está produciendo mermeladas de higo y piña y manjar de leche. También el aguardiente El Socio y dentro de seis o siete meses el ron Don Carlos, que ya reposa en cavas traídas desde Chile.

- ¿Tiene planificado exportar estos productos?

- Los productos que salgan de la hacienda son para vender localmente. Tengo una infraestructura con la que llegamos a 55.000 puntos de venta.