El “pan quemado”

La vida cotidiana, social, humana y mundana es un proceso y producto que en su desarrollo histórico creó: política, Estado, mercado, democracia, leyes, instituciones, etc. Lo hizo para servir a la colectividad. Sin embargo, líderes y políticos siniestros creyeron que esto era inadecuado e “injusto” para sus perversos intereses. Decidieron asaltar la sociedad, las reglas, las normas, los principios éticos, para ocultar su enriquecimiento ilícito.

Así, la política que en su origen tuvo ética fue distorsionada. De este modo la corrupción creó su Rico McPato. Desde ahí hasta hoy la política presenta hechos, procesos, relaciones y acciones sociopolíticas que, en corto y mediano plazo, distorsionan, debilitan y hasta pueden destruir: democracia, estados, instituciones, constituciones, etc. Todo para “acumular un capital oculto”, violando la ética y engañando a sus electores-representados.

Por eso la corrupción es el camino más directo, eficaz y vil para enriquecerse y el más eficiente para destruir la democracia, las instituciones y el modo de vida, que a lo largo de su historia fue creando y tejiendo la sociedad. Pero hay una cosa que en el mundo cotidiano de los juegos populares infantiles puede ser utilizado como analogía para intentar explicarse el culebrón producido por las uñas largas y el corazón sediento de los 33,5 millones de dólares que entregó Odebrecht a “ilustres desconocidos” e “inocentes beneficiarios y sus parientes”.

Esto se parece al “pan quemado”. En él su jefe esconde un objeto y grita: “se quema el pan”. El resto lo busca. Si está lejos dice: “frío, frío”. Si está cerca, “caliente, caliente”. Gana quien encuentra el pan. Otras versiones preguntan: ¿quién lo quemó? Al culpable le cantan: “préndalo, préndalo por ladrón hasta que se haga chicharrón”. Análogo es el juego del gato y el ratón, la gallinita ciega, 50 al palo, etc.

¿Será que la RC de la “década del pan quemado”, mantendrá el melodrama con asesores e inteligentes PhD y “honoris” de causas oscuras, sosteniendo al país “frío, frío”, sin acercarse al “caliente, caliente”, para poder decir: “préndalo, préndalo por ladrón hasta que se haga chicharrón”?