“La pareja fiel”
Hoy el mundo global, abierto y dinámico nos hace actores sensibles y sufrientes, pues toda pasión humana-mundana se ha vuelto líquida y efímera. Bauman dice que esto era previsible e inevitable. El amor efímero está a la orden del día. Tiempos de sentir, gozar-disfrutar de parejas de erotismo y fidelidad fugaz. Paciencia y resignación. Sigamos creyendo que vendrá lo mejor. Hay que resetear el disco duro de vínculos, sentimientos, deseos, placeres, etc. Acostumbrémonos a la instantaneidad actual.
Si esto pasa con las sensibilidades humanas, cosa distinta ocurre con los políticos que sí disfrutan de pareja fiel: su publicista. Uno y otro son inseparables. Se aman. Siempre están y actúan unidos. Apenas el publicista se separa del político (de su billetera), sufre. Igual angustia aqueja al político: se queda sin palabra, gesto, enmudece. No sabe qué decir ni cómo actuar. Es como si el “genio” de la publicidad no pudiera vivir sin el político y viceversa. Este amor de afecto-efecto cruzado evidencia “la razón” de una pareja fiel. Uno y otro juran “amor constante y eterno”. No me pidan pruebas. Obsérvenlos cuando van a periódicos, radios, TV, etc. Siempre juntos. Pareja ideal.
Constaten que no se separan. El político no abre la boca si el publicista antes “con infinito amor” mercantil-monetario, no le ha cogido manos, cuerpo, cerebro, boca y con gran pasión y erotismo le dice: “Mi amor, solo diga esto. Mueva las manos así. Sea contundente ante lo fácil. Eluda lo difícil. No deje de hablar. Sonría, sea gracioso, coquetee nomás y dé a notar que usted es el salvador, el nuevo Mesías, etc.”. Díganme lectores si esta unión no es un nuevo modelo de la pareja fiel que habría que admirar. Y no sean prejuiciosos respecto a las preferencias sexuales, porque también puede ser un “amor platónico”. Por esto, ya no lean la Política de Aristóteles ni el Contrato Social de Rousseau. Solo háganlo con las 10 recetas y reglas para vender un candidato.
De modo que cuando ustedes votan no lo hacen por lo que les dice él sino por el amor fiel que este le profesa al publicista.
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