“No es posible que una persona trate de imponer sus ideas o criterios”
C ausa estupor cuando un jefe de Estado, o algún funcionario de alto nivel, judicializa cualquier manifestación de humor o de opinión contraria a sus conceptos.
No es posible que un ser humano, sea cual fuere la función que desempeña, trate de imponer su voluntad sobre las opiniones ajenas.
La historia ha demostrado que, quien trata de imponer sus ideas o criterios, sin escuchar a los demás o repeliendo con la fuerza del poder las opiniones de la gente y las críticas, sean estas a través del humor o de opiniones serias y razonadas, generan rechazo en la generalidad de la población, rechazo que crece lentamente pero de manera inexorable.
La posición de mandatario de un País, obliga aún más a la persona a actuar de manera tolerante, con sabiduría y con sensibilidad: que tenga amplia cultura que es la génesis, por lo general, de la tolerancia.
La falta de cultura se evidencia en la intolerancia, en las reacciones abruptas y no meditadas, viscerales, que no tienen ninguna justificación.
Para ser mandatario de una nación se debe tener al menos tolerancia, sensibilidad sabiduría, lo que obliga a un nivel cultural mínimo.
He visto con mucha pena el comportamiento del presidente de Turquía y su entorno con las manifestaciones de humor, con las críticas, y aún con las opiniones ajenas.
Ing. José M. Jalil Haas