Ahora, todo le sale mal a Noboa

Esteban Torres y Michele Sensi-Contugi deben tener sus barbas en remojo desde la tarde del viernes 14 de junio. El fracaso de los dos operadores políticos del presidente Daniel Noboa en su plan para sacar a la vicepresidenta Verónica Abad del camino de una reelección tranquila de su jefe, es la cereza del pastel de una serie de hechos desencadenados en los últimos días que dejan las aspiraciones políticas del presidente en estado ruinoso.

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En realidad, el plan de librarse de Abad con un juicio penal que debía ser aprobado por la Asamblea hacía agua por todos los costados. Aunque todo delito es grave y no debe importar su dimensión, el motivo por el que se acusa a Abad lucía demasiado insignificante y débil como para que la Asamblea se queme las manos en eso: es lo que los penalistas llaman delitos de bagatela. Una posible colusión por un monto de 1.300 dólares, en la que Abad aparentemente no obtuvo ni un centavo, sino acaso su hijo y algún otro corrupto de medio pelo que estaba involucrado. Tan débil es el caso que el plan, seguramente concebido en la mente de estos dos operadores, era que la sesión en la que se levantaría la inmunidad de Abad sea reservada.

¿Por qué motivo sería declarada como reservada si únicamente los temas de seguridad nacional ameritan, según la Constitución, ese estatus? En realidad, el juicio a Abad que le permitiría a Noboa sacarla de la Vicepresidencia para que no lo suceda cuando sea candidato a la reelección, aparecía como estirado y forzado. Aún más, luego de todo el maltrato a Abad hecho con el único fin de sacarla de la Vicepresidencia, lo que incluía un alucinante envío a Israel con el mandato de que solucione el problema entre israelíes y palestinos. Y aunque un día antes parecía que el plan iba a funcionar, básicamente porque Noboa ha posicionado su imagen de alguien a quien nadie es capaz de contrariar, finalmente la ilusión se vino abajo muy rápido. Los partidos más importantes no quisieron darle la mano a Noboa, que ahora aparece en el escenario político más solo que monje tibetano.

Pero luego del fracaso en la Asamblea, a Torres y al ministro de Gobierno Sensi-Contugi no se les ocurrió otra cosa que acusar de estar a favor de la impunidad a quienes no quisieron darle el gusto a su presidente. En un comunicado que salió pocas horas después del trágico desenlace en la Asamblea, el Gobierno dijo que se había fraguado un “sucio pacto político” de fuerzas que defienden la impunidad y los intereses personales “por encima de la dignidad y la justicia que merecen el país y sus ciudadanos”. Además, decía que “las jugarretas de la troncha” se evidencian en todas las acciones que han coordinado entre ellos, es decir la Revolución Ciudadana, Construye y el Partido Social Cristiano, para bloquear las iniciativas del Gobierno y para llamar a juicio político a sus ministros. Todo esto, evidentemente, para victimizarse luego del fiasco que fue el operativo.

Sacar a Abad de la ecuación electoral todavía tiene una posibilidad vigente, pero se sabe que es muy débil y tiene poquísimas posibilidades de funcionar: la consulta al procurador. Según la lógica del Gobierno, una consulta al procurador permitiría al presidente Noboa no encargar la Presidencia a la segunda mandataria. Sin embargo, las cosas por ese lado tampoco han salido bien: el procurador quiso compartir su compromiso en ese tema con la presidenta del CNE, Diana Atamaint, pasándole la consulta, pero ésta no le ayudó. Muy difícil se ve a estas alturas que el procurador quiera quemarse las manos en un tema que seguramente le podría significar un juicio político, porque la única instancia que puede interpretar la Constitución (como pretende el régimen) es la Corte Constitucional.

Pero lo de la Asamblea el viernes no fue la única derrota de este par de operadores políticos que, seguramente, le habrían asegurado a Noboa que iban a salir triunfantes. El jueves en la tarde el Tribunal Contencioso Electoral, que muchos creían estaba en el bolsillo del Gobierno, decidió devolver a Construye al registro electoral. Pésima noticia para Daniel Noboa, que había logrado en primera instancia poner a ese partido fuera de la competencia electoral, con la esperanza de tomar para sí el electorado (sobre todo el serrano) que va de centro izquierda a centro derecha y que es profundamente anticorreísta. Ni sus gestiones ni sus acuerdos bajo la mesa con Atamaint sirvieron para nada y tendrá que asimilar que puede tener un contrincante que le robe votos donde él pensaba que podía ganar.

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Y para colmo de males, tras cuernos, palos. El viernes, pocas horas luego de la vergonzosa derrota en la Asamblea, la Corte Constitucional dictaminó la inconstitucionalidad de la declaratoria de estado de excepción contenida en el Decreto Ejecutivo 275, de 22 de mayo de 2024, “pues los hechos descritos por la Presidencia de la República no configuran la causal de conflicto armado interno, única causal invocada por el decreto”.

Es decir que Noboa incluso se quedó sin la columna vertebral de su plan de seguridad. ¿Cómo va a llegar entonces a la campaña sin un plan de seguridad exitoso y con la Presidencia casi seguramente encargada a su archienemiga Verónica Abad? Definitivamente no han sido buenos días para el presidente.

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