La lectofacturación le cuesta millones y migrañas a CNEL
La empresa está por abonar casi $ 4 millones por un servicio que le genera reclamos ciudadanos Desde 2019 paga por la prestación, sin contrato formal
Más de 2 millones de dólares anuales, durante un cuatrienio, pagó desde 2014 la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL EP) por el servicio de lectofacturación o lectura y emisión de las planillas de consumo eléctrico en Guayaquil.
La entidad pública apostó por encargar a un proveedor ese servicio que le permitiría controlar el proceso de facturación, reducir errores de lectura e incrementar la recaudación. Pero la implementación de ese sistema en la urbe porteña, pionero desde ese año en el país, no ha evitado en todo este tiempo que continúen en gran número los reclamos de los consumidores por los errores en la medición del suministro de energía.
En este año, durante la emergencia sanitaria, las dificultades se agudizaron, sobre todo en Guayaquil, donde la Corporación registra 708.203 abonados. Desde enero hasta el 10 de agosto, según datos entregados por la entidad, se han registrado 43.451 reclamos por facturación, de los cuales están pendientes 179. Respecto a los finalizados, el 41,21 % de los reclamos sí procedía, por lo cual se realizaron los ajustes en la factura, señala.
Los problemas en este año se presentaron porque no se hicieron lecturas reales de los medidores, ha justificado en sus intervenciones públicas el gerente general de CNEL, Diego Maldonado. La empresa decidió, por ello, hacer la facturación en función de consumos estimados de energía, promediando cobros anteriores.
Pese a las malas experiencias, la Unidad de Negocio Guayaquil de CNEL, que factura un promedio mensual de $ 34,9 millones por venta de energía, está por adjudicar un nuevo y millonario contrato para el trabajo de lectofacturación, por otros dos años. Al momento existe una oferta de $ 3’610.000 -la más baja- por parte de la empresa Marsed Servicios Asistencia y Distribuciones S.A., dentro de un proceso de subasta inversa electrónica, iniciado el pasado 24 de abril por disposición de Osman Erazo, administrador de la filial.
La errática lectura del consumo, que provocó un aumento injustificado en el cobro a los ciudadanos, el año pasado le costó el puesto a Wilfrido Veintimilla, quien ejercía la gerencia general de la Corporación.
El 31 de enero de 2019, Veintimilla dispuso terminar unilateralmente el contrato de renovación del servicio que en 2018 CNEL suscribió con la empresa Sercoel S. A. El compromiso era a un costo de $ 12,1 millones, por dos años.
A ese proveedor, la entonces Empresa Eléctrica Pública de Guayaquil EP le había pagado $ 9’641.661,53 por la contratación de 2014, que abarcó desde el 4 de abril de ese año hasta el 31 de enero de 2018, con cinco contratos complementarios de por medio, según un informe de auditoría aprobado en julio pasado por la Contraloría.
Desde la fecha del rompimiento contractual con Sercoel, CNEL encargó el trabajo, sin mediar un contrato formal, a Proyelect Holding, un consorcio del cual se conoce muy poco. A una consulta de este Diario, la entidad indicó que las empresas GHS, Asistecom y Erodata conforman ese consorcio.
Las dos últimas mantienen contratos aparte con la Corporación, que aparecen en el portal de Compras Públicas. Asistecom tiene vigente desde el pasado 29 de abril, uno de lectofacturación, a dos años, con la Unidad de Negocio Manabí, por $ 1’693.577,15; mientras que Erodata brinda el servicio de soporte y mantenimiento de software Multiges a CNEL EP, a través de un compromiso suscrito el 10 de marzo último, a dos años, por $ 93.676.
La empresa pública no entregó detalles de cuánto ha desembolsado a Proyelect Holding por el servicio dado a la Unidad de Negocio Guayaquil y por medio de qué figura contractual.
Pero en un informe técnico elaborado para la contratación de este año, que fue subido al portal de Compras Públicas, CNEL EP reseña que “actualmente la Unidad de Negocio Guayaquil no tiene un servicio contractual, ante lo cual la toma de lectura, impresión y entrega de facturas se lo realiza por medio de un acta de compras por medio de convenio de pago”.
En los documentos, señala que la realidad actual en muchas de sus unidades de negocio es justamente la falta o los errores de lecturas existentes y la no entrega de facturas, “sin llegar a los porcentajes de efectividad esperados”.
Medidores inteligentes, la otra opción
Víctor Hugo Coloma, presidente del Colegio Regional de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos del Litoral (Crieel) explica a EXPRESO que hoy en día el mercado ofrece tecnologías más eficientes que la lectofacturación.
Un mejor sistema, ilustra, es el denominado AMI, o Infraestructura de Medición Avanzada, por sus siglas en inglés), que mide, recolecta y analiza, desde la misma empresa de servicios, el uso de la energía en interacción con medidores inteligentes de electricidad.
CNEL EP ha iniciado un proyecto para implementar ese sistema. Un 12 % de los consumidores en el país ya cuentan con medidores inteligentes, informó recientemente Diego Maldonado, gerente general de la entidad.
REPORTE
La Unidad de Negocio Guayaquil de CNEL hasta 2019 registraba 620.000 clientes con una proyección de crecimiento de 3 % anual.
