Ley y “yo el supremo”
Roa Bastos, autor de la novela Yo el supremo (1974), con imaginación literaria caracterizó ahí el perfil y accionar de dictadores y gobernantes que se apropian de todos los poderes. De los que se creen dioses, única ley, palabra y razón. Por eso son la antípoda de democracia, ciudadanía y convivencia social.
Bueno es recordar esta obra pues en ella se muestra cómo los déspotas, autócratas y dueños del poder total son quienes hacen la ley y deciden en los tribunales de justicia. Es posible que esta imagen que creó el genial escritor paraguayo se repita en algunos dictadores y militares de ayer, y de presidentes de hoy.
Sin duda, el accionar del correato está en esta línea, pues su modo de ser y de hacer las leyes no se corresponde con una sociedad democrática, un país diverso y con actores diferentes, donde deben primar el consenso y disenso. Y sobre todo en el Ecuador en las que las leyes deben hacerse considerando las demandas, requerimientos y necesidades sociales, y no porque al dueño del poder se le ocurra.
Por eso a pretexto de la Ley de Plusvalía, enviada con carácter urgente, es bueno recordar lo que Harold Laski en Introducción a la Política señala: “Los imperativos legales son, por decirlo así, función de la demanda efectiva. Corresponderán a los deseos de aquellos que saben hacerlo llegar al seno del poder político. Las leyes de un Estado determinado son un esfuerzo para responder a esos deseos; y su eficacia dependerá del grado de éxito logrado con la respuesta”.
¿Qué sector y actores sociales plantearon y demandan en el país, 2007-2016, el conjunto de leyes (más de 100) impuestas por el correísmo? Ninguno. Todas responden a su capricho. Esto dice que el SS XXI del buen vivir es un maltratado y pésimo vivir para la institucionalidad jurídica y la democracia.
¿Hasta cuándo seguirá este modo de hacer política y leyes? Hasta que la sociedad recupere su capacidad reflexiva, crítica, cambie esta situación y detenga al atosigante Estado de propaganda que agrede la imaginación, la razón y el pensar libre de los ecuatorianos. La obra de Roa Bastos está vigente en la RC del país.
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