La Ley de Salud Mental devela problemas y preocupaciones de sectores vinculados
Universidades y gremios celebran la nueva normativa. Pero exponen la falta de psicólogos educativos y de normativa para otorgar licencia profesional
Directivos universitarios de carreras de Psicología y de gremios de profesionales afines a esta área celebran la reciente aprobación de la Ley Orgánica de Salud Mental. Pero a la vez aprovechan la coyuntura para exponer una serie de problemas y preocupaciones que están pendientes de solución, o que no han sido incluidos dentro del reglamento posterior.
La Asamblea aprobó la Ley Orgánica de Salud Mental
Leer másEl promotor principal de la nueva ley, el médico y legislador Marcos Molina, destaca como el mayor mérito de esta nueva normativa que es la primera en este ámbito que tiene el país.
“No hay salud sin salud mental”, reitera Molina, quien recuerda que la pandemia de covid-19 y todo lo que implicó (el encierro por la cuarentena, la muerte de seres queridos o su grave enfermedad, la pérdida de empleo, el temor, la ansiedad y la incertidumbre) agravaron un problema que ha sido tradicionalmente subestimado o invisibilizado: las complicaciones de salud mental.
La ley allana un camino que antes no existía. Pero se necesitan recursos para que esta sea aplicable. Proponemos un fideicomiso manejado por los gremios o por la academia.
Cita, por ejemplo, que entre 2014 y 2019 se produjeron 5.300 suicidios en el país. Y que solo en los primeros meses de 2020 ocurrieran otros 977.
Hay un 25 % más de menores de edad en los consultorios de salud mental
Leer másAdemás de inédita, Molina destaca que la ley cambia el modelo de salud ‘del manicomio’ por otro de ‘intersectorialidad’ y acompañamiento familiar y comunitario. Ante un grupo de directivos universitarios y de gremios, ayer expuso algunos de los puntos principales del cuerpo legal. A su vez, estos aportaron con observaciones y sugerencias.
Carla Gangotena, directora de la maestría de Psicología de la Universidad de Portoviejo, pide poner atención a dos sectores. Por un lado, a lo laboral, porque la carga de trabajo y el estrés afectan a la persona y pueden mermar su capacidad productiva; y de igual modo, atender la relación de la persona y su familia.
Otorgar una licencia para el ejercicio profesional basándose en un examen y en horas prácticas es importante, pero ello trae obligaciones, como la de definir cuántas horas se van a requerir.
Ángel Guzñay, directivo de una asociación de orientadores y psicólogos educativos, se refirió a la falta de este tipo de profesionales en las entidades educativas. Dice que si bien la norma dispone que haya uno por cada 450 alumnos, usualmente estos atienden a más de 1.000, lo que les dificulta cumplir bien su labor.
Las carreras y programas de Psicología pasan al campo de la Salud y Bienestar
Leer másEn este mismo campo, otra preocupación es que existe una confusión y falta de delimitación de los roles de cada profesional, tanto por parte de los ciudadanos como de las autoridades. Por ello, es usual creer que un usuario o paciente puede ser atendido indistintamente por un psiquiatra o un psicólogo; e incluso por un psicólogo clínico, ocupacional o educativo, sin distinciones.
Cecilia Bastidas, decana de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Guayaquil, resalta que la ley es importante para el país. Y propone que las preocupaciones de los diversos sectores sean tratadas en mesas técnicas que trabajen el posterior reglamento, que debe ser presentado en 180 días.
Es importante que se delimite el rol profesional, porque a veces ocurre el ‘inclusismo’. Todos tienen la misma experiencia e importancia. No es más un psiquiatra que un psicólogo.