Falencias. En su mayoría, los motociclistas circulan sin el respectivo carné. El no efectuar el curso provoca que ignoren las normas de tránsito.

La licencia de motociclista se obtiene con 24 horas de clases

7.000 motos permanecen en los tres canchones de Guayaquil, por no respetar las leyes de tránsito.

El desconocimiento de la existencia de una licencia para conducir motos (tipo A) es un argumento para evitar el curso. La mayoría de los motociclistas consultados por Diario EXPRESO indicaron que circulan con la licencia tipo B, que es para automotores livianos.

El dominio del vehículo de dos ruedas se aprende generalmente de manera empírica, ignorando que existen leyes de tránsito por respetar y normas de seguridad vial.

Alfredo Sánchez acudió ayer a una escuela de conducción para renovar su carné tipo B, aunque se moviliza en una motocicleta. “Los vigilantes no me han llamado la atención. Por lo que entiendo, no cometo ninguna irregularidad”, señaló.

Para obtener la licencia tipo A, el aspirante debe aprobar primero en la escuela de conducción un examen psicosensométrico, que determina la capacidad de reacción de la persona frente al volante. Luego son 24 horas de capacitación teórica y práctica, distribuidas en dos semanas. Incluye primeros auxilios, mecánica y psicología aplicada en la conducción. El curso promedia los $ 150 y la obtención del documento es de $ 68.

La Agencia Nacional de Tránsito (ANT) diseñó la malla curricular, que, a criterio del asesor técnico de Tránsito, Jorge Salcedo, es débil y muy elemental. “Es como ir al gimnasio confiado de que en dos semanas lograrás un físico envidiable... Veo un facilismo al entregar una licencia a alguien que apenas hace un curso muy elemental”, opinó Salcedo, quien además es instructor de Aneta.

Desde su punto de vista, “una falla mayor” es que las autoridades de Tránsito se enfocan más en castigar (multas), en lugar de educar. Para él, no hay un proceso integral de cultura vial, que cree conciencia desde los más pequeños, como lo establece el artículo 4 de la Constitución. “Con parte de lo recaudado en las multas deberían crearse centros de capacitación, precisamente para bajar el número de infractores”, sugirió.

En escuelas como Manejo Seguro, solo el 30 % de los aspirantes se interesan en obtener la licencia tipo A.

El inspector de la institución, Alejandro Verdesoto, consideró que hay una resistencia de la mayoría de los ciudadanos para cumplir con la capacitación, optando por el aprendizaje empírico. Añadió que entre los argumentos, está la falta de tiempo para ir a las clases.

“Muchos vienen con la idea de hacer el curso solo para tener la licencia, pero no para aprender a usar de manera adecuada ese documento”, dijo.

Verdesoto recalcó que el desconocimiento de la ley incide en que los conductores cuestionen las multas cometidas. “En caso de eliminarse la sanción, de seguro la volverán a cometer. No hay conciencia vial”, finalizó.