La linea blanca de Ecuador equipa a Centroamerica
Pese a sus altos aranceles, Centroamérica nunca dejó de ser un mercado atractivo para la industria. Cerca del 60 % de las exportaciones ecuatorianas que van hacia esa zona corresponde a manufacturas. Ahora que el país negocia acuerdos con El Salvador,
Pese a sus altos aranceles, Centroamérica nunca dejó de ser un mercado atractivo para la industria. Cerca del 60 % de las exportaciones ecuatorianas que van hacia esa zona corresponde a manufacturas. Ahora que el país negocia acuerdos con El Salvador, Nicaragua y Honduras para eliminar esas trabas de ingreso, este promete ser un nicho comercial con nuevos horizontes de crecimiento.
La semana pasada, Ecuador cerró un Acuerdo de Alcance Parcial de Complementación Económica con El Salvador, que permitirá que más de 200 productos industrializados entren con cero arancel a ese mercado. La noticia provoca mayor interés en las industrias de línea blanca que, por años, han venido apuntando a este mercado.
Xavier Mora, presidente de la Asociación de Industriales de Línea Blanca, asegura que en la medida en que el país vaya cerrando estos acuerdos favorecerá a las exportaciones del sector que en el 2015 alcanzaron los $ 95,9 millones, un 17 % menos debido a la devaluación de moneda de los países compradores y por la pérdida del mercado venezolano. Lo dice convencido, tomando en cuenta los resultados que ya dejó el acuerdo que hace cuatro años se firmó con Guatemala. Eso “permitió que dejáramos de pagar de 15 % a 17 % de aranceles y que nuestras ventas allí se triplicaran” .
Mora habla de la competitividad que Ecuador ganaría al enfrentarse en igualdad de condiciones ante otros competidores como Corea, México o Colombia, que ya gozan de exención de aranceles en esos mercados. Esto, más la fama de buena de calidad, haría que los artefactos ecuatorianos sean más atractivos.
La noticia viene bien para una industria que en los últimos años también ha visto perder su participación en el mercado interno, no solo por la alta competencia internacional que existe, sino también por el cambio de algunas reglas de juego. Entre esas está la extinción de las cocinas de gas, que hizo que empresas como Mabe bajaran en un 20 % su producción. Hoy, por año, la empresa está generando unas 600.000 cocinas.
Roberto Jouvín, gerente de Mabe, habla de la importancia que es para el sector facilitar el ingreso a estos mercados. “En nuestro caso, el 35 % de nuestros productos va a Centroamérica”. Por ahora, dice, la expectativa está en que se logren concretar estos convenios para, de allí, trazar una hoja de ruta hacia un aumento de su producción y elevar la exportación.
La misma expectativa guardan otras empresas. Es el caso de Kangle, que el año pasado invirtió seis millones de dólares en una nueva planta para ensamblar lavadoras plásticas y que ahora busca iniciar su proceso de internacionalización. “Hemos entrado en contacto con el Ministerio de Comercio Exterior de Nicaragua para ver la forma en cómo podemos ingresar a ese país, pero aún no hemos logrado nada”, dice Tatiana Chedraui, gerente de la empresa que al mes fabrica unas 1.000 unidades para la venta.
Para conquistar este mercado los industriales también esperan que el Comité de Comercio Exterior (Comex) libere de impuestos a la materia prima que necesitan para fabricar y ensamblar sus productos en el país. Existen partes y piezas, como condensadores para refrigeradoras que deben traerse desde Colombia, pero que están gravados con sobretasas impuestas desde marzo pasado. Para competir afuera, recuerdan, no solo se requieren mejores condiciones de entrada a un mercado, sino las facilidades para producir a bajo costo.
Pese a que los productos industrializados han demostrado tener buena acogida en el mercado centroamericano, el país aún mantiene una débil relación comercial, que el año pasado terminó en rojo. En el 2015, las ventas hacia Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Honduras y Bélice sumaron $ 614,4 millones, frente a los $ 1.084,2 millones que esos países compraron a Ecuador.