Una llamada impidió su suicidio
808 casos, entre consumados e intentos, se reportaron a nivel nacional. Quito suma 98 de ellos en 2022. Un sobreviviente contó a EXPRESO su historia.
Gonzalo tiene 28 años. Es periodista de medios digitales. Y hace seis meses intentó suicidarse. Cuenta que en la soledad de su habitación ingirió más de medio frasco de medicamentos para dormir. Eran casi tres manos llenas de pastillas, recuerda. Las suficientes para no volver a despertar, espeta.
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Leer másDesde los 19 años sufre de depresión. Algunos días son más intensos que en otros. Como aquella fecha de agosto, cuando pudo ser su último cumpleaños. “Sentía que todo lo que hacía no servía. Con mi familia no me llevo y tuve una crisis fuerte con ellos, pero no pude cumplir mi deseo. Una llamada me salvó”, rememora.
Tras recostarse en la cama y caer en un letargo profundo, dice que lo único que escuchaba era el sonido de su celular. Fue entonces que pudo levantarlo y hablar con uno de sus amigos.
“No lo había visto por muchos días. Me aislé por completo semanas y él estaba preocupado. Recuerdo que le conté lo que había hecho. Ahí me pidió que no cierre los ojos. Y lo que pasó después es borroso. Desperté en un hospital y supe que habían roto la puerta del cuarto para encontrarme botado cerca del baño, inconsciente”.
Así como él, 76 personas más intentaron quitarse la vida, en 2022, solo en Quito. Además, se conoció que el 8 % de estas personas opta por arrojarse de puentes reconocidos o visibles como El Chiche o Gualo, ubicados en autopistas de alta concurrencia vehicular.
Con respecto a los eventos consumados, las estadísticas del Sistema Integrado de Seguridad ECU 911 revelan 21 casos.
Según los datos publicados por el Ministerio de Gobierno, en 2021 hubo 39 suicidios. Es decir, 18 más que en 2022. Las parroquias con mayor incidencia fueron Calderón, con 10 unidades y Tumbaco con 8.
Desde la secretaría de Salud del Municipio de Quito se confirmó que el 70 % de los suicidas son hombres, entre 21 y 35 años. Las motivaciones se repiten: problemas familiares, consumo de alcohol u otras sustancias, cuadros severos de depresión por diferentes causas como falta de empleo, dinero, pobreza o desilusión amorosa.
En el caso de las mujeres, el Ministerio de Salud reveló que ellas tienden a cometer más intentos autolíticos (auto: yo; lítico: muerte); es decir, no logran consumar el hecho.
A nivel nacional, en 2022 hubo 508 casos de este tipo, pese a que existe un subregistro de aquellas que en el encierro de sus viviendas lo llevan a cabo.
Es viernes. 18:00. Gonzalo toma un respiro antes de continuar con su relato.
Ahora es asistido por una psiquiatra. Pidió ayuda y se la concedieron, pero el mayor apoyo que recibe es de sus amigos. Los más cercanos y los que nunca lo han dejado solo, asiente.
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Leer másDe repente, cuando se le inquiere si ha pensado en volver a intentarlo, enmudece. “Sí”, suelta estrepitosamente. “Fue un poco después de mi intento. Sentí frustración porque no logré lo que quería. Elucubraba ideas de lanzarme desde un puente y sobre el miedo, jamás lo sentí porque en algún momento voy a morir”.
Recordar estos pasajes no lo llenan de orgullo o vergüenza. Es algo que forma parte de su vida. “Algo que queda como un recuerdo que regresa cada vez que me siento mal”, suelta.
El tratamiento para recuperar la paz, estabilidad y salud mental es largo, pero tratable. Así como Gonzalo, cientos de personas luchan desde el anonimato contra la depresión. Algunos liberan batallas y otros se quiebran ante ella.
“Al final no estamos solos, aunque así nos parezca. Siempre hay alguien que puede ayudarnos, siempre hay una solución ajena a la muerte, algo por qué luchar”, finaliza este sobreviviente.
- Causas médicas y señales de alerta
Vanessa Gorozabel, médico psiquiatra, con 14 años de experiencia en el tratamiento de pacientes con cuadros depresivos y otras enfermedades mentales, manifiesta que la principal causa por la que se cometen los suicidios en el país es la depresión, seguido del consumo de drogas. La experta aduce que, fisiológicamente, esto se debe a cambios biológicos que sufre el cerebro por el sufrimiento que siente la persona, mas no por cambios de ánimo o de tipo social. Los neurotransmisores dejan de funcionar correctamente, las células del sistema nervioso se alteran y los niveles de la serotonina (genera bienestar) se reducen. Las personas propensas a cometer suicidios presentan cambios de conducta; es decir, de tranquilas, centradas y alegres se convierten en agresivos, depresivos, ansiosos, no duermen bien y suelen mencionar que quieren matarse. Al respecto, Gorozabel recomienda acudir a tiempo a un especialista para evitar una tragedia.