Las lluvias dejan a comunidades aisladas, sin agua ni electricidad
Chimborazo y Tungurahua, las provincias más afectadas. La Vía Baños-Puyo, declarada en emergencia
Seis de los nueve cantones de Tungurahua enfrentan inconvenientes por las lluvias, aseguró Manuel Caizabanda, prefecto de la provincia.
Baños de Agua Santa es la zona que ha tenido más víctimas por los aluviones y deslizamientos de tierra y aluviones registrados. La comunidad El Placer quedó cubierta de lodo. Hasta el 18 de junio se ha encontrado 13 cadáveres según cigras oficiales.
La Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) informó que el 80% del servicio del agua potable está afectado, así como el 20% del servicio eléctrico.
La red vial fue declarada en emergencia vial con el fin de atender de forma oportuna a los cantones de Patate, Pelileo, Tisaleo, Quero, Mocha y Ambato.
Según reportes locales, las vías intercantonales y parroquiales son las más afectadas. La maquinaria que llega de apoyo se concentra en la zona cero de Quilloturo, en la parroquia de Río Verde, en Baños.
Gabriel Zúñiga, alcalde de Pelileo, informó que las ocho parroquias del cantón tienen daños en sus carreteras de topografías inclinada. Los agricultores y ganaderos deben trasladar sus productos caminando porque es imposible movilizar vehículos.
Zúñiga dijo que los sectores de Huambaló, Bolívar, Chiquicha, Penipe y García Moreno son los más afectados por las lluvias. Trabajan con mingas para poder abrir los accesos.
En Ambato, por las precipitaciones, colapsó un muro en la parroquia Huachi Grande y tres casas fueron afectadas.
Mientras que en la provincia de Chimborazo, las viviendas de la cabecera cantonal de Chambo están bajo el agua.
Una muestra es el predio de Wilfrido Cruz, quien tiene tres cuadras, donde tenía animales de granja y una fábrica artesanal de ladrillos. Pero ahora todo reposa bajo dos metros y medio de agua estancada, producto de la rotura de un canal que colapsó, debido a las fuertes lluvias y a las crecientes de ríos.
“Perdió todo, salvo algo de ropa. Estaban listos para cocer 30.000 ladrillos en el horno; ahora, todo se ha destruido con el agua”, dice con tristeza Blanca Huilcapi, madre del afectado.
La mujer decidió abandonar su hogar y, junto con otros familiares, realizar rondas para cuidar los equipos que prestaron con el fin de intentar desalojar el agua. Si no fuera por el segundo piso de la vivienda no se observaría nada.
Con bombas de succión prestadas consumen alrededor de 300 dólares diarios en combustible y, en dos días, solo han logrado reducir 30 centímetros del nivel del agua. La esposa de Wilfrido no puede ayudar porque está en un refugio lejano al lugar y cuidando a sus tres hijos, uno de ellos es recién nacido.
La señora Blanca está muy afligida porque, además de la pérdida de la producción de ladrillos, el horno, construido ancestralmente solo con barro, se está disolviendo con el agua.
“Todo está agrietado y está a punto de colapsar. El lodo se deshace”, concluyó. El gobernador de Chimborazo, Guido Puyol, señaló que varios ministros han visitado la provincia para evaluar los considerables daños. “Estamos contabilizando todas las pérdidas, pero todas las carteras de Estado están activas para brindar soluciones”.
También anunció que la distribución de ayuda humanitaria comenzará desde hoy. Mientras tanto, las familias que han visto desaparecer en minutos el esfuerzo de toda una vida intentan seguir adelante a través de mingas para evacuar el agua.
El cantón no tiene servicio de agua potable, porque la tubería colapsó en la zona alta de los Cubillines, por lo que las clases fueron suspendidas en todas las instituciones. Varios puentes se han venido abajo, y existen comunidades incomunicadas, además de pérdidas de viviendas.
