
Lluvias: Salitre está sumergido en el agua y también en la pobreza
Miles de hectáreas de cultivo se han perdido y el ganado sobrevive asomando la cabeza en el agua
Pérdidas totales de sus cultivos de arroz, cacao y plátano; ganado con el agua hasta el cuello, en peligro de ahogarse; y sin que el Municipio o Gobierno les brinde auxilio. Este es el desalentador panorama de los habitantes de la zona rural del cantón Salitre, al norte de la provincia del Guayas, declarada en emergencia por el temporal.
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Los agricultores y ganaderos están en una situación alarmante. Como todos los años, las lluvias han desbordado los afluentes que atraviesan el cantón, dejando anegadas miles de hectáreas productivas y a ellos endeudados y sin qué comer.
Una de las zonas más afectadas es el recinto Victoria, donde el agua se llevó un puente de cemento, construido con el fin de ayudar a los arroceros en el traslado de su producto para venderlo en otros cantones. “Esto no es piscina, es un camino de tierra, pero está todo (cubierto de) agua. Hay caseríos donde la gente está atrapada, la única forma de salir es en canoa. La cancha, la escuela, las calles, todo está inundado y aun así aquí no se hace presente ninguna autoridad”, expresó Wálter Cuello, agricultor del recinto.
Carlos Luis Sánchez, otro habitante del sector, en cambio es crítico con sus vecinos. “Seamos sinceros, la gente ha sembrado hasta cuando no debía. Quieren hacer tres cosechas al año, sabiendo que esta zona es baja y es lo normal que se inunde. Entonces, si pierden, es con conciencia de lo que podía pasar”, analizó.
Durante un recorrido en el recinto, un equipo de EXPRESO corroboró que prácticamente todas las calles estaban anegadas, con las alcantarillas cubiertas de palizada y basura.
En la escuela, el patio estaba lleno de agua empozada de color verdoso y maloliente, pese a lo cual era aprovechada por los niños para bañarse y jugar. Asimismo, la cancha de fútbol se convirtió en una ‘piscina olímpica’.
Los salitreños coinciden en que la mejor opción para subsistir durante la temporada invernal es dedicarse a la pesca. “Se va al río, se agarra lo suficiente para alimentar a la familia y así se sobrevive un día más. Lamentablemente no tenemos alcalde, no tenemos autoridades presentes”, reclamó Wágner Jiménez, habitante de Salitre.
Varios residentes, pese al diluvio que caía sobre el cantón el 28 de febrero, se aventuraron a navegar las fuertes corrientes de los ríos Vinces y Babahoyo, para ganarse algo en el día. “Es difícil porque la lluvia agita el agua, los peces buscan el fondo del río y no pican. Estuve una hora (pescando), pero no conseguí nada. Me salí porque se tiene que achicar el agua todo el tiempo para no hundirse”, explicó Freddy Vargas.
¿Qué dicen las autoridades?
Este Diario solicitó una entrevista con la presidenta del Gobierno Autónomo Descentralizado de la parroquia, para consultarle sobre las acciones realizadas para superar los problemas de la temporada lluviosa, pero ella envió a uno de sus vocales, Darwin Coello, a rendir cuentas.
Cuando se le consultó sobre el número de damnificados, hectáreas afectadas y kits de ayuda humanitaria entregados, el vocal desconocía las cifras y se limitó a asegurar que estaban trabajando con la Prefectura del Guayas para atender la emergencia.
La prefecta Marcela Aguiñaga, durante un enlace radial, se refirió a los daños que ha dejado el invierno. Aseguró que 18 de los 25 cantones de la provincia están recibiendo no solo kits de ayuda humanitaria, sino también kits de asistencia médica. “Se están presentando enfermedades propias del invierno: problemas de piel, hongos, dengue, niños con tos. Estamos llegando con médicos y medicina gratuita”, detalló Aguiñaga.

También aseguró que están trabajando en todos los sectores afectados a pesar de que el Gobierno les debe asignaciones presupuestarias del 2024. “Nos deben el cuarenta por ciento de noviembre, y de diciembre no ha llegado ninguna asignación”.
En la cabecera cantonal, el paisaje luce igual de grave o incluso peor. Calles anegadas, con vehículos ‘ahogados’ y abandonados por el nivel del agua; mercados cerrados y ciudadanos con los pies descalzos, con el agua al nivel de las rodillas, agarrándose de postes y paredes para evitar caer al agua, es la realidad de la ciudad durante la época invernal.
Los comerciantes aseguran que sus ventas han caído hasta un 80 % por los estragos de los aguaceros. “Tengo mi negocio de legumbres, son las 12:00 y apenas he vendido como 10 dólares. Normalmente llego hasta 80 dólares, pero la gente no sale a comprar por lo inundado y porque no hay plata, por la pérdida de los cultivos”, manifestó la comerciante Lady Torres.
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