El ‘oro’ de los recicladores
El cobre que obtienen del cable de telefonía fija e internet es más rentable para ellos que el plástico o el cartón. A ello se atribuye el robo de material soterrado.
El pasado 24 de diciembre al menos 2.000 moradores del barrio del Salado, centro de Guayaquil, se quedaron sin telefonía y sin internet fijos, debido a que los recicladores ambulantes, conocidos como chamberos, hurtaron cables subterráneos de la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT), que provee esos servicios al sector.
No era algo nuevo. Tradicionalmente esa zona y la continua, el barrio Garay, han sido dos de las más afectadas por el robo del cableado aéreo y soterrado; además de la falta de planificación conjunta de entidades para evitar esos hurtos.
“Hace tres meses, un chambero estaba sacando un cable largo y grueso de una alcantarilla y como eso tiene electricidad, se voló el brazo”, cuenta Orlando Yepes, morador del barrio Garay.
¿Por qué estas personas arriesgan sus vidas por robar cables? La respuesta está en que estos contienen cobre, un material reciclable, el de más alto valor que ellos pueden recibir.
Los centros de acopio que compran materiales reciclables pagan 10 centavos por el kilo de cartón, 10 centavos por el de papel cuaderno, 50 centavos por el de plástico, 17 centavos por el de hierro, 50 centavos por la libra de aluminio, pero $ 2,10 por la libra de cobre. Es decir, este material equivale a hallar oro para los chamberos.
Por años el robo de cables se ha dado a lo largo y ancho de la ciudad. Las quejas a la policía y a las empresas telefónicas son constantes. Solo en el pasado mes de diciembre hubo múltiples reclamos por falta de telefonía, internet y apagones, por parte de abonados de sectores como Los Vergeles, Acuarelas, Portete, y del sur de la ciudad.
No obstante, otra de las quejas frecuentes, especialmente de vecinos de barrios céntricos, es el humo negro que provocan los chamberos cuando queman el cable para extraer el cobre.
“Dos o tres veces por semana los bomberos llegan a apagar los pequeños incendios que forman”, narra Manuel Avellaneda, quien tiene un negocio entre las calles Luque y Tulcán, cerca de una casa abandonada donde los informales, una vez robado el cable, proceden a quemarlos para sacar el material amarillo y rojizo.
“Exigimos un trabajo conjunto entre empresa de telecomunicación, Policía y Municipio. Tienen que hacer un trabajo de inteligencia para detectar dónde están los centros de acopio que compran este cobre robado y tomar las debidas medidas”, manifiesta Gustavo Rivadeneira, presidente del comité del barrio del Salado.
Según la Dirección de Justicia y Vigilancia del Municipio, en Guayaquil hay unas 200 recicladoras legalmente registradas, a las que una vez por mes se inspecciona para constatar que no compran bienes públicos o materiales de servicio masivo.
“En 2018 no recibimos ninguna denuncia ni encontramos nada raro en las recicladoras. Deben existir centros de acopio clandestinos. Sabemos que es una red, que inicia desde un simple chambero hasta un beneficiario mayor”, indica Xavier Narváez, director de ese departamento municipal.
Además, explica que las sanciones a las empresas, por comprar bienes públicos robados van desde la revocatoria del permiso, una multa de 37 mil dólares, la clausura definitiva y el enjuiciamiento penal. “La autoridad no puede estar las 24 horas del día vigilando que la gente no se robe los cables, la ciudadanía es la principal veedora que debe denunciar. Ellos denuncian y nosotros podemos hacer el seguimiento”, precisa a EXPRESO.
El oficial de Policía, Jorge Castro, a la cabeza del grupo que vigila el circuito Garay, centro de la urbe, señala que por denuncias de moradores “en este sector hemos coordinado con CNT, que ha quedado en soldar las tapas de las alcantarillas para no dar oportunidad a los antisociales de ingresar y sacar los cables”.
También asegura que como Policía han enviado oficios a las autoridades municipales para que cierren los espacios abandonados donde los chamberos queman el cable, pero no han obtenido respuesta. Y recalca que “la ciudadanía además de llamarnos, debe poner la denuncia y acompañarnos en el procedimiento para que el antisocial tenga una sanción y no vuelva a cometer el delito”. Pero mientras no se fusione el trabajo, los recicladores seguirán buscando su oro.
Voces:
“Siempre se roban los cables en este sector y con frecuencia nos quedamos sin telefonía y sin internet. El reemplazo de muchos cables sale de todos los ciudadanos”.
David Abramowicz
Morador del barrio del Salado
“En esta casa abandonada entran y salen chamberos. A veces queman caucho y se forman nubes negras. Yo siempre prefiero pasar por la otra vereda y no la de esta casa”.
Conni Luca
Transeúnte quien pasa diariamente por la esquina de Luque y Tulcán
“Además de quedarnos sin servicios telefónicos, debemos pasar con inciensos en las viviendas porque el humo de cable quemado se expande por todo el sector”.
Manuel Avellaneda
Morador del barrio del Salado, centro de la ciudad