‘Quo vadis’
Parecería mentira que casi luego de 2.000 mil años la pregunta tenga sentido y vigencia, al menos en lo que hace relación a la educación ecuatoriana; y que luego de tanta inacción, de tanta perturbación ideológica y manipulación de la inteligencia, se vuelva urgente el diseñar el modelo de ciudadano ecuatoriano que queremos formar.
En efecto el: ¿a dónde vamos? ¿Qué tipo de ecuatoriano queremos? ¿Qué tipo de sociedad buscamos? ¿Qué futuro deseamos? Se vuelve básico para diseñar el camino a seguir, hasta construir el modelo de una educación ecuatoriana que responda al progreso y al futuro, preparando adecuadamente a su gente para convivir en la nueva etapa histórica que le corresponda vivir.
Habrá que escoger y definir entre abrir nuestra mente a los cambios de la ciencia, a la aparición de las nuevas tecnologías que transforman e impactan sociedades, o a seguir abrazados a lastres ancestrales que nos llevan a relamer heridas, a profundizar resentimientos y a alejarnos cada vez más del rumbo de la nueva educación.
El siglo XXI quiere gente propositiva, inteligencias activas y creadoras que propongan cambios, que encuentren nuevas respuestas, que se formulen nuevas preguntas. Los repetidores y copiadores de lo que otros hacen ya no tienen cabida en él; para ello estarán los robots y todos los artefactos de diseño que la mente humana construirá para sustituirse en trabajos elementales y repeticiones de modelos ya existentes. La sociedad será distinta, los retos más fuertes.
¿A dónde vas? ¿A dónde vamos? Estas siguen siendo preguntas a responder por parte del Ministerio de Educación.
Rectorar es marcar el rumbo, es anticipar futuro, es mirar al universo e interpretar los nuevos tiempos para que hoy en las aulas comiencen a construirse las inteligencias que ese futuro necesita, para que el ser humano sea tal y claro, consciente de que no es una máquina más, sino una inteligencia creativa que deberá sobrevivir los embates que atraviese y crear los nuevos escenarios del progreso que se requieran.
El desafío es enorme y las acciones urgentes.
“El siglo XXI quiere gente propositiva, inteligencias activas y creadoras que propongan cambios”.