Entre ‘luces’ y ‘sombras’ se mira la identidad de los candidatos

Una imagen familiar con ventajas y otra con menos identidad. Normalmente para sentir afinidad con otra persona se busca gustos, vivencias y vida familiar. Esa idea del ciudadano normal no aleja de la lupa a los candidatos Luisa González y Daniel Noboa, ambos buscan la Presidencia de la República en la segunda vuelta. Si bien un discurso es clave para posicionar una marca y un mensaje, el detrás de escena (familia, amigos) debe atraer aceptación de las masas.

Para el estratega político Andrés Jaramillo es un error esquivar en el análisis a Lavinia Valbonesi, esposa de Daniel Noboa, dado su presencia en las redes sociales lo viene consolidando desde hace tiempo y ahora lo supo aprovechar en la candidatura. “Ella ya era una influencer, ya tenía una presencia muy fuerte en redes sociales antes de la campaña. Ella viene arrastrando una comunidad relacionada al tema nutricional y en la campaña entró de lleno”.

No solo captó al electorado joven, también, dice el experto, al segmento femenino que es uno de los más “difíciles” de convencer, “ahora ella es objeto de titulares y noticias”, agrega.

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A pesar de esa influencia, el estratega no descarta la preparación del apellido del aspirante como marca, “la figura de Noboa responde a un arquetipo de padre y esposo bueno; el responsable, el buen hijo y eso es una aspiración en la psiquis del electorado”, explica.

En cambio, con Luisa González no observa ese complemento emocional que le permita llegar a las familias, mujeres y público joven. “En la práctica su complemento ha sido Rafael Correa, y es curioso porque la vemos reivindicando a la mujer, pero apelando a un hombre para que voten”, agrega.

“Es más, el discurso de ejemplo de madre y mujer pegó en Facebook y TikTok, mientras que en Twitter (X) lo plantearon desde el lado de que se estaba revictimizando y que no mostraba el tipo de mujer desde los enfoques más feministas como una lideresa”.

Por su parte, Gustavo Isch, consultor político, cree que el mensaje llega con profundidad, dependiendo del sector al que se apunte. “A un electorado joven no le va a interesar mucho la figura de una familia tradicional”, acota. Lo que sí ve en González es una imagen de una mujer “sentida y del pueblo”, logrando establecer una dicotomía con Noboa.

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Según Isch, siempre se ha querido polarizar la estrategia de imagen y de comunicación de González. “Ponerla a ella en el lugar de la ‘heroína’ y a Noboa en el lugar del ‘villano’ que no pertenece a la gente común, a la gente necesitada por la crisis”.

Y va más allá. El consultor dice que la situación de madre de familia soltera de González es un valor agregado que “la aprovecha porque es consciente de que esta problemática es recurrente en los sectores populares”. Los expertos coinciden también en que por más que se evite atribuirle al debate el ascenso y la caída de los votos, el resultado delató una identidad.

“Antes del primer debate la gente estaba pidiendo quitar el antagonismo y la demagogia y todos los candidatos, salvo Noboa y Topic, no cumplieron con ese requisito. Noboa respondió exactamente lo que se le preguntaba y a Luisa se le pudo ver la poca identidad en su imagen”, acota el consultor Isch.

Además, poseer un apellido con una trayectoria política es un “peso importante”: “fue cinco veces candidato y es recordado por su jingle, intervenciones y la construcción de una imagen que despierta ingenuidad y simpatía”, sostiene el sociólogo Santiago Cahuasquí.

Evocar al pasado podría significar una ventaja y desventaja para la candidata de la Revolución Ciudadana. “El pasado que tiene Luisa como parte de un proyecto de la Revolución Ciudadana tuvo muchas luces y sombras que no estuvo bien trabajado porque no todo el electorado se identifica con ello”, enfatiza.

Para Cahuasquí, una de las herramientas más potentes que empleó González y que a su criterio no está del todo desarrollada es la figura de madre, “algo se intentó proyectar”, afirma

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