Luis Antonio Ruiz, periodista ecuatoriano quien se encuentra internado en España.

Luis Antonio Ruiz: “Solo una vez me pregunte por que a mi”

Se encuentra en España, donde se somete a un riguroso tratamiento médico para combatir un cáncer que lo aqueja.

La vida pone pruebas y el comunicador guayaquileño Luis Antonio Ruiz (44), de Teleamazonas (donde ha trabajado 16 años), pasa por una de ellas. Le fue diagnosticado linfoma no Hodking (una afección por la que se forman células malignas en el sistema linfático) y por ello decidió viajar en marzo a España para seguir un riguroso tratamiento médico.

Se encuentra internado en el hospital Morales Meseguer de Murcia, uno de los mejores de Europa para este tipo de cáncer. Ingresó al día siguiente que llegó al país. “Me he sometido a un procedimiento oncológico muy fuerte. Inicialmente quimioterapias para eliminar las células malignas que existen en mi cuerpo tumorizadas en la parte intestinal de mi organismo”, comentó durante la conversación con EXPRESIONES desde el Viejo Continente.

Nos pidió que publiquemos fotos cuando aún estaba en la ciudad. “He perdido cabello, cuido mis cejas... Ya voy por la tercera quimio. Quiero que me vean con mi sonrisa de siempre”, añadió.

¿Cómo descubrió la dolencia?

Los primeros síntomas aparecieron en diciembre, me agotaba mucho y mareaba. Mientras dormía sentía dolor de cabeza, pero creía que era estrés. No le presté mucha atención. Pero en el fondo sabía que había algo dentro de mí porque me sentía diferente.

¿Cuándo decidió prestarle atención a su salud?

Un fin de semana (un sábado), después de almorzar, sentí una presión en el vientre. Me tocaba todos los días, pero solo lo sentía inflamado. Estaba atento a lo que me ocurría, pero todavía no sentía necesidad de acudir al doctor. Pasaron los días y me fui percatando de que no era inflamación, sino una masa. Ahí acudí al médico que después de la primera revisión me mandó a hacer radiografías y tomografías. Entonces se develó el tumor. Era grande y estaba alojado en el intestino delgado. Como ahí existe espacio, creció sin presión.

¿Cuándo y cómo se dio cuenta que era algo delicado?

Inicialmente creyeron que se trataba de un quiste. Pensé que no era importante hasta cuando el doctor me dijo que había que hacer una biopsia dirigida, la cual programó para dos días después. Solo puedo decir que fue muy doloroso. Los médicos se sorprendieron porque no podían penetrar la masa. Era demasiado dura y tuvieron que aplicar una técnica extrema para sacar una muestra. Ahí supe que era algo malo. Pero había que esperar los resultados.

Esperar por los resultados debió ser muy estresante...

Fue uno de los peores días de mi vida. El doctor me citó un jueves a las 11:00. A las 17:00 del día anterior me llamó su secretaria para decirme que el protocolo indicaba que tenía que ir con mi familia. Iba a ir solo, le dije a los míos que el médico me citó para otra fecha, no quería preocuparlos. Desde la muerte de mi mami (Olga María Villamar) había sido el foco de atención de ellos porque fui el más golpeado y sentí en algún momento que era demasiado porque antes había estado delicado de salud y con depresión. Los tenía a todos de cabeza. Ya no sabían qué hacer conmigo en el buen sentido de la palabra. Estaban desesperados. Los tenía tensos. No les daba paz.

¿Entonces fue solo?

Cuando me aparecí solo en el consultorio, el doctor me dijo que necesitaba que esté un familiar por si acaso no entendía algún detalle. Le insistí en que me dé los resultados. Llegó un momento en que fui tan duro en mi exigencia que me quedó viendo firmemente a los ojos y expresó: ‘tienes cáncer. Y es uno de los más agresivos’.

No es la primera vez que le sucede una situación calamitosa

Muchas personas no están preparadas ni emocional ni espiritualmente para estas malas nuevas, ¿cómo lo manejó?

Ese día el doctor me hablaba, me hablaba. Y al final solo le dije: ‘¿puedo pedir una segunda opinión?’. Me acompañó al vehículo para cerciorarse de que estaba con alguien y asegurándome de que había un tratamiento y buenas expectativas de cura. Ya en el carro iba distraído. Mi compañero intuyó por la conversación con el médico lo que ocurría y me comentó que me iba a llevar a mi casa.

Es normal que preocupe en todos los sentidos cómo afrontar estas circunstancias adversas.

Los directivos de Teleamazonas han sido excepcionales. No es la primera vez que me sucede una situación calamitosa, siempre me han dado su respaldo. Qué, cómo, cuánto necesitas y cuáles serían los escenarios de ayuda para el inicio inmediato del tratamiento. Solo pedí tiempo. El gerente general, Sebastián Corral, me dijo en una carta muy sentida que no piense ni en un segundo en mi puesto de trabajo ni en algún tipo de circunstancia laboral desfavorable. Lo único que me pedían era que cumpla al pie de la letra el tratamiento, que me cure y regrese.

Estaba cuestionando a dios...

Generalmente preguntamos por qué en lugar de para qué Dios nos pone una determinada prueba.

Solo una vez pregunté por qué a mí y me sentí muy mal. Soy muy católico y siempre he pregonado que uno debe aceptar la voluntad de Dios. ¿Y en ese momento lo estaba cuestionando? Acá entendí. Sí, de distintas maneras ayudé a mucha gente con estas enfermedades para aliviar el peso de su carga, quizá necesitaba vivirlo en carne propia para comprender mejor, esa es mi conclusión.

¿Esa fue la lección aprendida?

He aumentado mi nivel de comprensión y tolerancia. Ahora mi medio es entre los enfermos. Con lo que comparto, con lo que veo y escucho entre mis compañeros que están asilados, quiero curarme rápido para salir y salvar al mundo.

¿Qué le han dicho los médicos españoles?

Acá fueron muy sinceros: su tipo de cáncer se cura o no. No hay términos medios. Paciencia, no podemos decir ni fechas ni pronósticos, estamos haciendo lo mejor que hay en el mundo oncológico y hematológico.

“Pocos piensan que me lo merecía”

En la Viña del Señor hay de todo y existe gente que se alegra por el mal ajeno...

Pensé sinceramente desaparecer del mapa hasta regresar a Ecuador. Entonces en una decisión muy personal quise contar a través de mis redes sociales lo que pasaba. En casi 20 años al aire, el televidente se ha convertido en parte de mi familia y a las familias no se las deja botadas así por así. La respuesta ha sido excesiva. Mucho amor. Pero no falta -gracias a Dios contados con los dedos de la mano- quien por su tendencia ideológica, política o sencillamente porque uno no es moneda de oro, se alegre u opine que me lo tenía merecido. No me afecta en lo mínimo.

¿Espera a su familia?|

Estoy solo. A la espera de que algunos de ellos terminen con los respectivos trámites para acompañarme. Pero estoy bien atendido.