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En entrevistas Rafael Correa se refiere a sí mismo cuando le consultan por la candidata presidencial Luisa González.
En entrevistas Rafael Correa se refiere a sí mismo cuando le consultan por la candidata presidencial Luisa González.Foto: Cortesía X Luisa González

Luisa es Rafael y Rafael es Nicolás

Análisis | Leonidas Iza, que en su libro se declara enemigo de la democracia, apoya al correísmo. ¿Hacen falta más señales?

El expresidente prófugo conjuga su ego en todas las personas gramaticales. Ya cuando estaba en el gobierno solía hablar de sí mismo en la tercera persona del singular, como hacía Napoleón cuando se ponía trascendente: Él. Claro que Napoleón, después de conquistar Europa, tenía razones suficientes para desdoblarse y abstraerse en la contemplación de su propia grandeza. A este otro, en cambio, le bastó con repavimentar un puñado de carreteras para llegar al mismo trance: se conforma con poco.

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 “Los manabitas -decía por ejemplo en las sabatinas- quieren mucho a su presidente”: a él, que por casualidad soy yo, el jefe de los tres poderes del Estado: yo Ejecutivo, yo Legislativo, yo Judicial. O sea: Nosotros. No es una casualidad que por esa misma época agarrara la costumbre de designarse también con la primera persona del plural, como acostumbra a hacer el papa de Roma. 

Nosotros: yo y Dios, que me habla al oído. “Los manabitas quieren mucho a su presidente así que nos reciben muy bien”: entre la tercera persona del singular y la primera del plural sigue hablando de sí mismo el expresidente prófugo hasta el día de hoy. Pero lo último, la novedad absoluta de su vocabulario, es su identificación con el femenino de la tercera persona: Ella. 

Le preguntan a Correa por Luisa, ¿qué responde?

No es que se refiera a sí mismo como Ella (tal cosa sería incompatible con su condición de macho alfa de la manada) sino que se refiere a Ella diciendo: yo. Lo cual es toda una declaración política de enormes repercusiones porque Ella, claro, es ella: Luisa González. Le preguntan a él si ella va a hacer tal o cual cosa en caso de ganar la Presidencia de la República y él contesta: lo haré. Vaya entonces por delante una comprobación que no debería ser novedosa para nadie: Luisa González es Correa.

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“¿Luisa González reconocerá a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela?”, pregunta sin ninguna intención de ser impertinente el periodista de El Cabezazo TV, un medio digital de bajo perfil al que Correa ha decidido conceder una entrevista. 

Cualquiera en su lugar habría dicho algo así como: no lo sé, pregúnteselo a ella, aunque yo creo que… Pero ni el expresidente prófugo es cualquiera ni ella se ha dignado responder nunca esa pregunta que ya se la han planteado mil veces. 

Así que responde él de manera previsible, en primera persona del plural, como le gusta, y componiendo la más desagradable de sus muecas de fastidio: “¿reconocer a Maduro?”. “¿Y por qué no lo vamos a reconocer?”. Y más adelante, ya enojadísimo: “¿Por qué no tengo (yo) que reconocer a Nicolás Maduro?”. Queda clarísimo quién es el que toma las decisiones que va a tomar Luisa González.

Ella, nosotros, yo: tres personas (gramaticales) diferentes y un solo dios verdadero, destemplado y prófugo.

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“Si ganamos, si volvemos al poder”, dice otra vez en primera persona del plural ante los estudiantes de una escuela virtual de formación política cuyo video se filtró a las redes sociales y entre cuyos invitados especiales se encuentra conectada nada menos que la candidata a la presidencia, “si volvemos al poder hay que volver a tener esa ley de comunicación. Si regresamos al poder -y quiere decir, obviamente, ‘si yo regreso al poder’- hay que retomar esas leyes”. 

Luisa González está presente y él ni se lo pregunta. Al contrario: la instruye. Así que Luisa es Correa y de la capacidad que tengan de disimularlo (tarea harto difícil considerando la arrogancia y la incontinencia verbal del expresidente prófugo) parece depender buena parte del éxito de la campaña que se avecina, al menos de un aspecto fundamental de ella: la conquista del votante de Leonidas Iza

No del joven radical urbano, mariateguista antisistema y octubrista de corazón. Tampoco del mamerto de clase media típico que preferirá toda la vida votar por un narco que por niño rico. No. 

¿Cómo son los votantes de Leonidas Iza?

El votante de Leonidas Iza que tiene que conquistar Luisa González es el habitante rural de comunidad indígena que ya sufrió las arbitrariedades y los atropellos del prófugo cuando fue presidente, que marchó varias veces hacia Quito para manifestarse en su contra en los tiempos en que las marchas indígenas a Quito no tenían por objeto aterrorizar a los quiteños, que ya votó por Correa y no volvería a hacerlo bajo ningún concepto. 

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Para ese votante, para que vote por Luisa González, Leonidas Iza inventó un tranquilizador y candoroso mensaje. “Primero hay que diferenciar -desgrana con la voz simplona e impostada de un maestro de párvulos con problemas de aprendizaje-: Correa ya gobernó y Correa no creo que vuelva a decidir en el Ecuador. Ténganlo por seguro, en política se dan saltos cualitativos… En este momento seguir pensando que por teléfono va a obligar a la señora González a que gobierne, no lo creo. Eso no es funcional en ninguna parte del mundo”. 

Por supuesto que Leonidas Iza es lo suficientemente sagaz como para creer eso que está diciendo. Sólo el segmento de la población más desinformado y con menor o ninguna comprensión de la política nacional puede tomarse en serio eso de que Correa no va a decidir ni incidir en un eventual gobierno de Luisa González. 

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Y precisamente a ese segmento de la población, sus propias bases, campesinos pobres que dice defender, se dirige el presidente de la CONAIE. Pero en lugar de explicarles la verdad e iluminar su entender, como hacen los líderes verdaderos, los engaña para inducirlos a hacer aquello que no harían si estuvieran informados.

Se sirve del lenguaje de los patrones, que él mismo habla defectuosamente pero del que ha aprendido cierta jerga más o menos académica, más o menos elaborada que le confiere prestigio. Dice “en política se dan saltos cualitativos”. Dice “eso no es funcional en ninguna parte del mundo”. Frases que no significan nada pero sirven para enredar a gente con menos preparación y menos conocimientos. 

Supuesto luchador en resistencia contra todo tipo de colonización, Leonidas Iza actúa como el más artero de los colonizadores. Sus objetivos políticos y los del correísmo que apoya dependen de que el voto de sus bases sea un voto no informado, y para eso trabajan. 

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Estamos ante la izquierda radical en acción: aquella que no cree en la democracia, que la considera un sistema burgués en cuyas instituciones (el sistema electoral, el poder legislativo, la presidencia de la República) se han propuesto participar para destruir desde dentro. 

“Burros de Troya de la democracia”, como les llama la diputada española Cayetana Álvarez de Toledo: “burros -dice- para no dignificarlos con lo de caballos”. Leonidas Iza apoya a Luisa González porque Luisa González es Rafael Correa y Rafael Correa es Nicolás Maduro, o sea, la muerte de la democracia: la venganza y la impunidad como políticas de Estado; el fin de la alternabilidad en el ejercicio del poder (que se tienen que quedar 30 años, dijo Andrés Arauz); el control de la justicia, del que ya habló el asambleísta electo Ricardo Patiño, para desvanecer los procesos de prófugos y presos; el control del periodismo y los medios, que ya anunció ese otro asambleísta electo, Xavier Lasso, aunque reculara luego, y que el expresidente prófugo ahora quiere total, “con cambios en la estructura de propiedad de los medios” para que nunca más estén en manos de privados. Como en Cuba. 

“¿Por qué no tengo que reconocer a Nicolás Maduro? ¿Porque le cae mal a Trump?”. Para el expresidente prófugo, Gabriel Boric es un inconsistente; Lula, un tibio. Considerada como un hecho marginal de la campaña, la obstinada negativa de Luisa González a expresar una posición con respecto a Venezuela quizá sea la más decisiva de todas las cuestiones. 

Porque lo único que se quiere, con ello, es disimular el hecho de que, en el mapa de la izquierda continental, el correísmo ya se situó del lado de los trogloditas, de los gorilas, de los asesinos. Ortega, Maduro, Díaz-Canel, Correa… Y ahora Luisa, que probablemente no se enterará de lo que tenga que firmar (desde ya no se está enterando). Leonidas Iza no apoyaría nada menos que eso.

  • Línea roja. Para Correa, Boric es un inconsistente; Lula, un tibio. En el mapa político de la izquierda continental, el correísmo se ubica decididamente del lado de los trogloditas y los asesinos.

  • Ella es él. Le preguntaron a Correa si Luisa González reconocerá a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela. “¿Y por qué no tengo que reconocerlo?”, respondió él.

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