Luto masivo, como en pandemia de 2020
La morgue llena, el alma vacía. Familiares de reos que no aparecen entran en desesperación. La información es escasa
Dolidos, cansados y decepcionados, así se identificaban los familiares de los privados de libertad que desde tempranas horas llegaron al coliseo Abel Jiménez Parra en el parque Samanes, para tener noticias de sus allegados, pero lo que recibieron fueron preguntas en vez de respuestas.
El descontrol reina dentro de las cárceles
Leer más“No confirman nada, no dicen si está vivo, muerto o herido, pidieron los nombres, apellidos y cuántos tatuajes tienen y nada más. ¿Dónde está el listado? No hay listado. Son seres humanos los que se murieron y los que no aparecen. A todos nos duele, y a las familias mucho más”, señala indignada Maricela González.
El coliseo recibe a los ciudadanos desde 08:00 a 20:00. En este lugar se recibe información en tiempo real desde la Penitenciaría, a través de Criminalística y la Dirección Nacional de Investigación de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas (Dinased), la misma que es puesta a disposición de los ciudadanos.
“Lamentablemente, el levantamiento de información toma tiempo y Criminalística trabaja arduamente y a medida que el flujo de información va llegando se la comparte”.
El intendente de la policía, Manuel Cucalón Martínez, señaló que hasta el mediodía de ayer se registró la llegada de un aproximado de 400 familiares que proporcionaron información y que “algunos lastimosamente no recibieron información”.
El presidente Guillermo Lasso decreta el estado de excepción en las cárceles del país
Leer másDentro del coliseo se instalaron mesas a las que solo podían acceder los familiares y que después de consultar decidían si se quedaban o no para conocer más detalles en caso de que aparezca información.
“Estoy cansado, he ido a hospitales, PJ y aquí y es lo mismo, no me dan razón, tengo que trabajar para comer, pero anoche hubo balacera en la Peni y fue horrible, hubo gritos, estruendos y no dicen nada; tengo ahí otro hijo y no sé si estará vivo o muerto, ¿acaso no valemos nada? Estamos pidiendo ayuda y no nos escuchan”, lamentó entre lágrimas Segundo Bozada.
El ambiente del lugar era tenso, entre llantos, gritos y gente enfurecida que no fácilmente compartía sus testimonios. La Policía Nacional dispuso 60 uniformados para cuestiones de logística y en caso de que se registre algún inconveniente o disturbio.
Fueron pocas las personas que permanecían en los exteriores del coliseo luego de realizar su consulta. En su mayoría salían disgustados y rumbo a la morgue para conocer si de pronto allá encontraban el nombre de su allegado.
Lasso: "Me gustaría decir que sí está controlada la situación (en las cárceles), pero no lo puede hacer"
Leer más“Esto es una pérdida de tiempo, cómo uno va a reconocer si no tienen fotos, no tienen nada, me piden antes mi número luego de decir si tiene tatuajes o no, se les pregunta si tienen lista y dicen que no tienen, no es justo esto, dijeron que iban a dar asistencia y no es así”, sostuvo Yamilet Mina, prima de un reo.
No obstante, Cucalón Martínez dijo que en el lugar hay 30 psicólogos disponibles en cada jornada. Sin embargo, los consultados no descartan volver este viernes para tener noticias de sus familiares.
Un escenario similar se vivió la mañana y tarde de ayer en el Laboratorio Forense de la Policía Judicial, ubicado en la avenida Portete. Ni siquiera en los meses de marzo y abril de 2020, cuando la pandemia alcanzaba su pico más alto y los barrios de Guayaquil (la ciudad más golpeada por la COVID-19) olían la muerte de cerca, hubo tantos deudos en el exterior como ayer, lo que hace pensar a familiares que “son muchos más muertos que los 116 que dijo Lasso”.
En una vereda, con un pañuelo en la mano, opina del escenario Zenaida Moreira, de 50 años, madre de Darwin Camino, de 23, uno de los reos de la Penitenciaría que no aparece. “Cuando lo cogieron preso, fue por ser consumidor. Se hurtó unas sillas de un colegio, pero estaba en medio de asesinos, violadores y narcotraficantes. Vi una cabeza suelta en videos. El rostro se parece, pero no me dicen nada”, llora.
Por la cantidad de personas agrupadas afuera, el tráfico fue más intenso que de costumbre. Hubo trabajadores de funerarias esperando clientes, con féretros listos para usarse. A diferencia de los días más oscuros de la pandemia, ayer sí había cajas mortuorias.