Como puede Macron unir a Europa
La victoria de Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales francesas despachó una oleada de alivio y euforia por toda Europa. Sin embargo, ahora es necesario bajar de las nubes para observar la realidad, ya que aún no conocemos la forma como el nuevo presidente pretende restaurar la economía francesa. Con una tasa de desempleo cercana al 10 % y un sector manufacturero operando en un 12 % por debajo del nivel alcanzado antes de la crisis financiera mundial de 2008, un anuncio de Macron de que no quiere aumentar la edad de jubilación, ni cambiar la semana laboral de 35 horas, ni que tampoco va a facilitar el despido de trabajadores por parte de las empresas, y que quiere que los países del norte de la eurozona envíen dinero a los países del sur de ella para proteger los mercados financieros y económicos franceses en estas regiones, ¿qué otra cosa podría querer decir Macron cuando aboga a favor de la creación de un nuevo ministerio de finanzas de la eurozona que pueda acumular deuda garantizada conjuntamente y pueda cobrar sus propios impuestos? ¿Qué quiere decir cuando pide que la protección de los depósitos y el seguro de desempleo sean comunes para toda la eurozona?
La motivación detrás de estas ideas es demasiado obvia: apoyar la economía nacional francesa a expensas de otros. Macron también apoya las propuestas que piden un nuevo parlamento para la eurozona, proclamando una Europa de dos niveles. Sin embargo, esa simplemente es una receta para dividir a la Unión Europea. Convertir a la eurozona en una unión de transferencia con su propio parlamento solo profundizará la brecha entre los países de la eurozona y los países del norte y del este de la UE: Dinamarca, Suecia, Polonia, Croacia, Hungría, Rumanía y Bulgaria. Debido a que la mayoría de esos países no se unirán a una unión de transferencias en Europa, se cercenarán definitivamente los vínculos con dichos estados. Es importante que la integración europea avance. Todavía queda mucho por hacer para mejorar las rutas de tráfico transfronterizo de la UE y para reforzar sus asociaciones en materia de seguridad. Durante la posguerra, los jefes de Estado de Europa redactaron un tratado para establecer una comunidad de defensa de Europa Occidental. Legó el momento de intentarlo de nuevo. Probablemente sea posible persuadir al pueblo alemán para que acepte esta forma de integración durante el referéndum que, de todos modos, deberá celebrarse para aprobar los planes fiscales de Macron (aunque la Constitución de Alemania, concede al Parlamento Federal la inalienable autoridad para administrar los asuntos fiscales del país). Se puede decir lo mismo con respecto a los pueblos en los países de Europa del Este. Al ir tras una verdadera integración política basada en un ejército común y una asociación de seguridad para toda la UE, Macron puede garantizar su lugar en los libros de historia. Mas, tendrá que reconocer las preocupaciones de Alemania respecto a que si se establece una unión fiscal ahora, Europa perdería la oportunidad de ir tras una unión política en el futuro. Combinar las fuerzas militares de Europa bajo un mando conjunto es el único camino. La creación de una unión fiscal sin unión política bloquearía por siempre el camino a la unificación de Europa y enfrentaría a sus ciudadanos unos contra otros.