Dificultad. El levantamiento de los cadáveres se complicó debido a lo estrecho y montañoso de la escena.

Madre fue asfixiada y quemada con su hija

Los residuos de madera quemada y restos de lo que fue el espeluznante crimen de Rosa Azucena Alonzo Pico, de 40 años, y de su hija (2), aún están visibles en una estrecha quebrada del sitio Las Chacras, a 7 kilómetros de Manta, en Manabí.

Los residuos de madera quemada y restos de lo que fue el espeluznante crimen de Rosa Azucena Alonzo Pico, de 40 años, y de su hija (2), aún están visibles en una estrecha quebrada del sitio Las Chacras, a 7 kilómetros de Manta, en Manabí.

Ambas fueron asfixiadas y quemadas -aparentemente- por el exconviviente de Rosa y padre de la pequeña. Campesinos de la zona descubrieron los cuerpos, la noche del domingo.

Uno de los agentes que realizó el levantamiento de los cadáveres describió que el cuerpo de la menor estaba boca arriba y con los brazos abiertos; mientras que su madre se hallaba boca abajo.

Las víctimas estaban desaparecidas desde la tarde del último martes. Ese día salieron de su vivienda ubicada en el barrio Santa Martha de Manta para asistir a un chequeo médico y luego se encontrarían con el padre de la niña, según la última conversación telefónica que tuvo Rosa con su hija mayor, de 10 años; señaló Ricardo Alonzo, hermano de la mujer.

“Mi hermana llevaba un proceso legal en contra de su exconviviente (...), quien le llamó la tarde del martes para verla, y ellos fueron vistos ese mismo día avanzando por la entrada que va al sitio donde fueron encontradas muertas”, contó Ricardo.

Añadió que el demandado siempre negaba a su hija. Ante eso fue sometido a una prueba de ADN, para comprobar su paternidad. Los resultados salieron positivos. Pero, según Ricardo, su excuñado se rehusaba a pasarle la manutención.

Luego de que los cuerpos fueron rescatados y llevados al Instituto de Ciencias Forenses, agentes de la Dinased realizaron el procedimiento legal para conseguir una orden de detención en contra del principal sospechoso, quien fue localizado y capturado en el sitio El Aromo de Manta.

“El mundo está perdido. ¿Cómo un padre pudo matar y quemar a su propia hija y a su exmujer, solo por no querer pasarle la manutención? Tuvo tanto valor este hombre en irlas a quemar a un lugar tan lejos, pensando que nunca podían encontrarlas”, parafraseaba Soledad Bravo, vecina de Rosa, quien llegó a la morgue para consolar a los deudos.

Los cuerpos fueron retirados del Instituto a las 11:30 y llevados a la ciudadela Santa Martha, donde sus habitantes recolectaron dinero para los gastos fúnebres.

Según la revelación de la autopsia, madre e hija fueron asfixiadas antes de ser incineradas y sus muertes se habrían dado el día de su desaparición.