Madre de reo asesinado: “La pesadilla que yo viví no se la deseo a nadie”
Mirtha Preciado lucha a diario con la inestabilidad emocional que le provocó la desidia de las autoridades en la entrega del cadáver de su hijo
Fue por una cicatriz en el inicio de su ceja izquierda y un lunar de carne detrás de su oreja del mismo lado que dieron con el muchacho de 26 años condenado a 36 meses por robo de un celular en Durán. Estas fueron las únicas partes que no fueron calcinadas y que permitieron la identificación de un cuerpo incompleto, al que le faltaban sus piernas, un brazo y tenía un corte en el cuello, pues según los especialistas no alcanzaron a cortarle la cabeza.
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Leer más¿Le han dado alguna explicación de la muerte de su hijo?
No. Ese creo que es el malestar más grande que tenemos los familiares que estamos al pie de lucha.
¿Qué medidas ha tomado?
He puesto la denuncia, la Fiscalía dice que investiga, pero quiero que todo el mundo se entere, porque mi hijo cometió errores, pero no debió morir en las circunstancias que se dieron.
¿Por qué demoraron en entregarle el cuerpo de su hijo?
Yo llamaba a la Penitenciaría a un número que dieron y me seguían diciendo que él estaba vivo, primero que estaba en el pabellón 12, ala 1; de ahí en el pabellón 8, ala 4; pero como la Penitenciaría estaba intervenida, me decían que no me podían dar razón. Yo todos los días iba a la Policía Judicial a que me dieran información y me decían que no había un cadáver que pueda reclamar. La masacre fue el 28 de septiembre y a mí me lo dieron el 20 de noviembre.
¿Cómo fue que pudo dar con su hijo?
Un día me llamó el antropólogo, para decirme que encontró un cadáver con las características que yo decía. Eran ya los últimos que faltaban por reconocer, por la dificultad para identificarlos.
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Leer más¿Cómo fue el proceso de entrega?
Primero me hicieron ver imágenes, para ver si es que estaba segura o confundida, luego me prepararon con una conversación; pero tanta era la angustia que yo gritaba, pataleaba y lloraba, porque quería que se acabe la espera.
Hasta que se dio el momento.
A mi hijo no me lo dieron completo, a mi hijo me le faltaba un brazo, de las rodillas para abajo no había nada. Me lo calcinaron, lo quemaron horrible. A mi hijo casi me le cortan la cabeza, dijo el antropólogo que es como que no alcanzaron a cortarle la cabeza; al parecer fue con un cuchillo, si hubiese sido un machete lo decapitaban. Esta pesadilla no se la deseo a nadie.
¿Cuáles fueron las características que permitieron reconocer el cuerpo de su hijo?
Me hicieron pruebas de ADN. Solo pude reconocerlo por una cicatriz en el inicio de la ceja izquierda que se hizo cuando tenía seis años mientras jugaba pelota, porque él no tenía tatuajes, solo por esa cicatriz. Pero me tenían engañada de que estaba vivo. Además, por un lunar de carne detrás de su oreja que estaba intacto.
¿Qué le duele más?
Sufrí un engaño. Necesitamos como familia una reparación sicológica, nos duele tanto ese proceso que vivimos. No asimilo su muerte, lo que le hicieron me perturba hasta ahora. Con eso no se puede vivir, no puedo entender por qué me lo entregaron así, el Estado debió cuidarlo, no me dan respuestas, no se comunican con nosotros. No sé por qué no avanzan en ello.
¿Buscará otras medidas?
Quiero demandar al director de la Penitenciaría, a todas las instituciones involucradas, porque cómo se puede ordenar desde la Penitenciaría, a través de un correo electrónico dirigido a la morgue, que no me entreguen el cuerpo de mi hijo, aun cuando yo ya lo había reconocido y con pruebas médicas, porque supuestamente estaba vivo.
¿Buscará reparaciones económicas?
Pues claro, pero nada me devolverá a mi hijo; quiero justicia, pero también ayuda sicológica. Yo ya quiero descansar, es como una película de terror, no puedo sacar de mi mente lo vivido en esos meses. Fue muy duro lo que pasé. A cada rato se me pasan episodios (por la mente) y me pongo mal, todo me recuerda a él. Y las autoridades se olvidaron de nosotros, no dicen ni hacen nada.