La mala hierba inglesa
La ausencia de lluvias y la intensidad del sol han dañado las pistas. “Estamos lidiando con un calor extremo, que no suele aparecer todos los años”, argumentó el jefe de los jardineros, Neil Stubley
Primero fue una especie de hormiga voladora que trajo de cabeza a los tenistas, cuando la plaga de insectos revoloteaba alrededor de ellos y los desconcentraba mientras estaban en la pista (“me he llevado algunos a casa”, bromeó la británica Johanna Konta). Y en los últimos dos días, antes del descanso de ayer, el motivo de la queja ha sido el césped de Wimbledon. Las altas temperaturas en Londres en la primera semana de competición (unos 30 grados) y la incidencia directa del sol han hecho que la exquisita hierba del club pierda calidad, de modo que la superficie se ha rasurado en exceso, por lo que a los jugadores les cuesta conservar el equilibrio.
“Está muy, muy mal, mucho peor que otros años”, manifestó el italiano Fabio Fognini después de caer contra Andy Murray. “Hay manchas en la pista, sobre todo atrás”, corroboró el número uno del circuito.
“Este año parece que la hierba está un poco más delicada. Hay una ligera diferencia de calidad”, indicó Novak Djokovic después de sellar su pase a los octavos frente a Ernests Gulbis. “No está unida, está como muerta donde más estamos en los partidos”, expresó Roger Federer, que batió a Mischa Zverev. “Tengo la impresión de que en la tierra de Roland Garros se puede jugar más rápido”, ironizó el rastafari Dustin Brown, en referencia a que la sequedad del tapete ralentiza el tenis.
La ausencia de lluvias y la intensidad del sol han dañado las pistas. “Estamos lidiando con un calor extremo, que no suele aparecer todos los años”, argumentó el jefe de los jardineros, Neil Stubley, que a su vez aseguró que “el césped estará en buenas condiciones hasta el final del torneo”. A la espera de que aparezcan las nubes y bajen las temperaturas, Stubley promete una dosis extra de agua en el regado.
“Yo el año pasado no jugué aquí, pero hasta ahora no me he resbalado y creo que está en buen estado”, dijo Rafael Nadal, a contracorriente. Mientras, desde el torneo se insiste en que se aplica el mismo procedimiento desde 1995. “La preparación de las pistas ha sido exactamente la misma, con el mismo estándar meticuloso de años anteriores. Es habitual que las líneas de fondo empiecen a mostrar señales de desgaste varios días después del comienzo”, explicó el torneo a través de un comunicado.
El complejo del All England Tennis Club de Wimbledon cuenta con 18 pistas y 22 de entrenamiento. El corte es de 8 milímetros y al comienzo de este torneo se filtraron entre las hebras del césped (en realidad por todos lados) las invasoras hormigas voladoras. Estas se fueron, pero los tenistas siguen sin estar del todo contentos. El verde, sostienen, no es el verde de siempre.