Maluly Oliva: “Mi sentido del humor es mas cotidiano, no rebuscado”
La guionista aspira a presentar una de sus obras en Estados Unidos.
Tras la muerte de su padre, Paco Oliva (en marzo cumplió 3 años), Maluly Oliva volvió a escribir de manera permanente. “Sentí que debía hacer lo que me apasiona y por lo que brillan mis ojos que es escribir y hacer reír”, dice la guionista de TV, teatro y comunicadora social, nacida en Quito y que llegó a Guayaquil cuando tenía un año de edad.
En la década de los 90 trabajó en Sí TV (Canal Uno) en el departamento de comedia en espacios como Guayaquil Caliente. Graduada en la Universidad Católica, se dedicó a ejercer su carrera de Comunicación. La escritura la retomó en TV en los unitarios de la primera temporada de Tres familias, de Ecuavisa.
A finales del 2015, empezó con obras grandes, como Mujer que se respeta (un trabajo con Jorge Luis Pérez) y luego Mujeres desesperadas. “De estas habré hecho unas 6 o 7 y en formato microteatro he hecho aproximadamente quince”.
¿Por qué escribe sobre mujeres?
Plasmo experiencias propias y extrañas de mujeres, ya sean esposas, madres, trabajadoras. Diferentes personajes femeninos que tienen protagonismo en mis obras. Las mujeres me buscan y me piden que les escriba algo, eso es súper bueno. Creo que escribo sobre mujeres porque estoy rodeada de hombres (risas). Estoy casada con el productor de TC, Luis Burgos, y tengo dos hijos (Diego y Martín).
El microteatro cada vez toma más fuerza en la ciudad.
En otros países ya existía, aquí creo que se da en 2016, con más auge en 2017 y 2018. La gente necesita consumir todo en cápsulas, valora todo en síntesis. En esto han tenido que ver las redes sociales. Las obras largas siguen existiendo, pero el formato de microteatro es bien recibido por la inmediatez, se puede ver dos o tres montajes en un corto tiempo.
El año pasado, cuando montaron Me quedé en los 80, Úrsula Strenge no ocupaba un cargo público, ahora es concejala. ¿Volverá a participar en esta obra?
Ella con Santiago San Miguel se mantendrán. Hacen una gran dupla. Es una obra que me encanta, muy local y fue bien recibida. Pude captar la esencia de la sociedad guayaquileña de esa década. Estará de nuevo en cartelera en septiembre y octubre en Vilaró.
¿Qué tiempo le toma armar una obra?
Escribo los fines de semana o de madrugada. La gente de este ambiente es noctámbula. Como tengo formación en Comunicación, trabajo de una manera sistemática. Hago un brief, como en publicidad, una sinopsis, una descripción de personajes. También armo contenidos digitales. Generalmente una obra corta, la puedo armar en un día porque ya la tengo estructurada. Aunque siempre existe el componente humano. Esta actividad la alterno con la jefatura de Relaciones Públicas en una empresa de telefonía celular.
¿Lo dejaría todo por seguir su pasión?
El mercado aún está en crecimiento. He hecho stand up y quisiera incursionar más en los contenidos digitales. Además, las obras grandes son un desafío porque participan más de dos personajes. Soy de las que me fijo mucho en la reacción del público, lo que no se puede hacer en la TV. La primera función la veo, luego paso viendo a la gente. Si me pregunta por mi estilo, mi sentido del humor es muy cotidiano, no rebuscado.
¿Llevaría una de sus obras al exterior?
Es una de mis metas. Trato de consumir y manejar humor universal. Probablemente lleve una a Miami, podría ser Suegras o Mujerón.