Manabí, la nueva zona cero de la violencia por narcotráfico en Ecuador
Manabí es hoy uno de los focos principales del crimen en Ecuador. ¿Por qué? Culpan a la lucha territorial del narcotráfico
Manabí se ha convertido en uno de los epicentros de la violencia en Ecuador, siendo la segunda provincia con el mayor incremento de crímenes durante los primeros seis meses del año, solo superada por Los Ríos. La lucha por controlar el territorio para actividades ilícitas como el narcotráfico, las extorsiones y los secuestros es el motor de esta guerra criminal, que del 1 de enero al 5 de junio ha dejado 389 personas asesinadas.
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Leer másEl asesinato del asambleísta alterno Cristhian Eladio Nieto Vera y su esposa Nicole Burgos el 2 de junio, que también dejó una víctima colateral, revela la grave situación en esta provincia costera. Nieto, oriundo de Buena Fe en Los Ríos, habría tenido vínculos con la organización criminal Los Choneros, lo que aparentemente motivó su asesinato. Según una fuente policial, los líderes de Los Lobos, alias Chumado y Loco Ovidio, antes aliados de Los Choneros, están intentando exterminar a sus antiguos camaradas.
Para enfrentar esta crisis, el presidente Daniel Noboa ha ordenado que las cúpulas de la Policía y las Fuerzas Armadas establezcan una base en Manta, la ciudad con mayor índice de crímenes en Manabí. Otros cantones con altos niveles de violencia incluyen Portoviejo, Pedernales, Junín, Bahía de Caráquez, El Carmen y Jaramijó.
El control de Los Choneros en Manabí se debilitó con el asesinato de Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña o JL, el 28 de junio de 2020. Desde entonces, otras organizaciones delictivas han visto a Manabí como un punto estratégico para el envío de droga y la entrada ilegal de armas, aprovechando su ubicación costera.
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Leer másEn Manabí, la lucha es por el tráfico de droga a gran escala, especialmente en ciudades costeras. Los Lobos, vinculados al cartel Jalisco Nueva Generación y ahora conocidos como Los Pepes, buscan eliminar a la banda liderada por Fito (Adolfo Macías), cuyo liderazgo se debilitó tras su fuga de la cárcel. Las muertes violentas en Manabí no son perpetradas por locales, sino por individuos provenientes de otras provincias y países.
Hace poco, un sicario venezolano de 18 años fue detenido, vinculado a al menos 25 crímenes. Los asesinos utilizan vehículos robados en Guayaquil que luego son quemados y abandonados tras los crímenes. Esto ocurrió en el asesinato de Nieto, demostrando que el narcotráfico es el origen de la violencia en la provincia.
“Tiene 18 años, pero es un sicario de peso. Además, los vehículos en los que se movilizan para cometer los asesinatos son robados en Guayaquil. Acá los ‘plaquean’ y luego de ser utilizados los queman y abandonan. Es una modalidad que se está dando con frecuencia. Ocurrió con el asesinato de Nieto. Todo lo que ocurre en Manabí tiene que ver con la droga”, revela a este Diario una fuente policial de alto rango.
La violencia en Manta se centra en la lucha por controlar rutas de tráfico de drogas, mientras que en Portoviejo también incluye el microtráfico. Manabí, con 350 kilómetros de costa, ofrece numerosas salidas clandestinas al mar para el envío de drogas y el ingreso de armas. Zonas como el barrio Cuba en Manta y San Pablo en Portoviejo son particularmente conflictivas debido a estas actividades.
“Manabí tiene 350 kilómetros de playa, donde hay cualquier cantidad de salidas clandestinas al mar, lo que propicia el envío de droga y el ingreso de armas”, afirma la fuente policial.
Policía: la masacre en Manta responde a disputa entre bandas
Leer más¿Será suficiente trasladar la base militar a Manta?
El especialista en seguridad Daniel Pontón señala que trasladar la base policial y militar a Manta podría tener efectos positivos a corto plazo, pero advierte que el narcotráfico está profundamente arraigado en la provincia. La presencia operativa en Manabí mejorará la capacidad de reacción, pero también se requiere una reforma profunda en la justicia para enfrentar la corrupción y el crimen organizado.
Manabí siempre ha sido un bastión de Los Choneros. Sin embargo, para combatir eficazmente la delincuencia, se necesitan esfuerzos coordinados no solo de la Policía, sino también de un sistema judicial libre de corrupción, concluye Pontón.
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