Las manos que restauran los bienes patrimoniales
‘Escuadrones’ de restauradores y artistas luchan por recuperar objetos históricos. El 40% ubicados en el Centro están en regular o mal estado
Cerca de 50 personas, entre restauradores, auxiliares, artistas y trabajadores que se encargan de la obra civil, laboran por contrato, en la recuperación de los bienes patrimoniales y religiosos del casco colonial. En este sector, el 40% del patrimonio está en mal estado.
Sentada sobre un tablón de madera que se sostiene de un andamio gris está Karina Tejada; su mano es dueña de una destreza y precisión única que le permite trazar, con un pincel # 0, finas líneas verticales que son parte de la reintegración del color de una de las 30 pinturas murales, de 140 metros cuadrados, que relatan la vida de Santa Teresa de Jesús.
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Leer másLa obra del siglo XVIII está ubicada en el pasillo sur del Museo Carmen Alto, en el Centro Histórico, y es parte de las tres únicas series de pinturas murales que hay en el casco colonial.
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Restauradora desde 1996, viste un overol azul marino que cubre su ropa y mientras toma un poco de pigmento de una paleta blanca de plástico, cuenta que siempre ha estado vinculada al arte, su padre es pintor. Vive de su profesión, aunque admite que la estabilidad laboral es algo que no conoce, pues sus trabajos siempre son por contratos temporales.
En la actualidad, en el Carmen Alto trabajan alrededor de 25 personas, entre restauradores, auxiliares y obreros, encargados de la obra civil y eléctrica; todos cobran su remuneración con factura por servicios prestados.
A cinco metros de ella están Mauro Arroyo y José Ucho, ambos artistas plásticos. Ellos trabajan de pie y en silencio en la recuperación del mural de San Juan de la Cruz, aplicando la técnica de rigattino; este es el penúltimo paso para que una obra sea restaurada. Ucho, además de “chauchear” con los contratistas de los proyectos eventuales del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), también trabaja bajo pedido; hace seis meses sus manos crearon el rostro de una escultura para la Catedral por la que cobró mil dólares.
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Leer másSantiago Chiriboga, restaurador del IMP desde 2013, realiza un recorrido para supervisar las actividades; la primera ocasión que prestó sus servicios, en el Carmen Alto, fue en 2004, cuando era estudiante y formó parte del equipo que intervino, por primera vez, ese predio histórico y 19 años después, él es “el jefe”.
- El 80% de los bienes inmuebles patrimoniales están en manos privadas y el 20% restante son responsabilidad del sector público, según cifras oficiales.
Junto al museo del Carmen Alto está su iglesia; ahí se realizan labores de restauración integral, la principal: la intervención a una pintura de Antonio Vargas, de 1860, de gran formato (40 metros cuadrados de superficie), ubicada en la parte alta del templo religioso. El proyecto incluye la restauración de seis retablos, 30 esculturas, mantenimiento en el cielo raso, entre otros trabajos por un costo de $180 mil.
Caminando por la calle García Moreno, en sentido sur-norte, hasta la Chile y Venezuela, está el Palacio Arzobispal; una escalera doble de metal interrumpe el paso en la entrada y la vista de la pileta de piedra del centro del patio del lugar; a un lado está Joselyn Acevedo, la joven restauradora es la contratista del proyecto de intervención a la arquitectura del museo y sus bienes que incluye: 27 esculturas y 34 pinturas caballete, entre ellas una serie de ocho lienzos del siglo XVIII de Vicente Albán.
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En los pasillos, cubiertos por gruesos plásticos transparentes como una medida de protección frente a las lluvias, operan pequeños talleres de restauración. Sobre unos soportes de madera están los lienzos que en su parte posterior conservan las costuras hechas para lograr la dimensión del cuadro, mientras que los marcos retirados que pasan por un reforzamiento se sostienen de la pared.
- 7.000 inmuebles patrimoniales existen en Quito: unos 5.000 están en el Centro Histórico ocupando unas 370 hectáreas.
En una esquina y en posición de cuenquillas está Fernando Ordóñez, diseñador gráfico y auxiliar de restauración desde hace 20 años, él da acabados de color a los pliegues cafés de la túnica de San Francisco de Pagua. Junto a él está Víctor Ordóñez, quien trabaja en el tallado y recuperación de las manos de una escultura del Señor de la Justicia.
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Leer másEl cristo, al que su restaurador le quitó las extremidades para verificar dónde le falta bases de preparación o refuerzos para luego pulir y reintegrar el color, permanece recostado sobre una mesa, desde ahí se observan los acabados de la escultura, como su rostro hecho sobre una máscara de plomo y sus ojos de vidrio.
En cada intervención y con el objetivo de preservar la obra de arte, el material que usan los expertos es reversible y sintético, el cual busca no quitarle protagonismo a los pigmentos usados en esa época, como por ejemplo, el color café que se obtenía del óxido de hierro o el albayalde (blanco) salía del plomo.
Si bien todo el proceso de recuperación es importante, la limpieza profunda de la capa pictórica, antes de iniciar la intervención, es de vital cuidado para que el restaurador no se lleve una parte de la obra original.
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El reloj marca las 11:00, hora de una pausa activa, el restaurador estira sus brazos como si intentara tocar el cielo, camina un poco, come un snack y se encuentra con sus otros 14 compañeros que trabajan en el lugar, conversan un poco y vuelven a sus labores.
Los restauradores y artistas coinciden en que uno de los principales valores de su trabajo es respetar la esencia del autor, conservando su obra original, sin generar falsos históricos. A esto hay que agregarle pasión, paciencia y amor por lo que se hace, aseguran.
Angélica Arias, directora del IMP, detalla que todos los bienes patrimoniales requieren mantenimiento anual y permanente. Sin embargo, revela que durante la gestión del exalcalde Jorge Yunda no se realizó ninguna intervención. En la actualidad, el 40% de los bienes del Centro Histórico está en estado regular o malo.
Del 100% del presupuesto anual del IMP, el 75% se destina para trabajos de restauración y mantenimiento de los bienes inmuebles de la capital.