Marimba para contrarrestar la inseguridad en un pueblo afro
En San Lorenzo, más de 300 niños reciben clases de baile étnico. Labor que busca darles una visión positiva frente a la ola de violencia
La mezcla sonora de un tambor, un cununo, maracas y un guasá inyectan de energía y alegría a un grupo de niñas y niños, que vestidos con atuendos de colores y flores, como faldones y turbantes, las mujeres, y pantalones holgados y sombreros, los hombres, saltan a la pista de baile con volteretas, meneos rápidos y sonrisas. Bailan marimba.
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La coreografía de influencia africana, por sus ancestros, entona desde los instrumentos musicales de madera, chonta y cuero, tocados por los maestros del baile, la tradicional ‘Caderona’.
Luego se frena la danza por unos minutos, van y vienen amorfinos y tiraderas entre los chicos. Risas y aplausos de los padres y de otros curiosos expectantes.
Son niños de entre los 8 a 12 años de edad que, en el centro intercultural de la ciudad, Casa de la Juventud, en San Lorenzo, al norte de Esmeraldas, despliegan todos los días sus habilidades en el baile de la marimba, de la mano de varios guías como Grimio Lerma, quien, con cuya actividad, tiene entre sus propósitos transmitir una danza tradicional propia de su tierra esmeraldeña a las nuevas generaciones y así darles una visión positiva frente a la ola de violencia que los arropa, en este cantón de unos 60 mil habitantes.
La inseguridad no se combate con más violencia o con militarizar la ciudad, sino con este tipo de actividades sociales y culturales, porque la delincuencia es un problema estructural social.
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Leer más“Los niños que permanentemente vienen son más de 300. Les enseñamos el baile de la marimba porque este baile nos caracteriza, nos identifica y es una herencia de nuestros ancestros que le transmitimos a ellos para que no se pierdan. A los niños les gusta mucho la marimba, las clases son libres y son para los que quieran venir a aprender”, menciona Lerma, bailarín folclórico, profesor de música tradicional esmeraldeña y promotor cultural en San Lorenzo.
Grimio, de 43 años, pretende, junto a su grupo de trabajo, hacer el relevo folclórico con todo su conocimiento en baile. Pues zapatea marimba, descalzo, desde sus cinco años, cuando entró a ser parte del grupo de marimba más famoso del pueblo, a lo largo de los años: el Berejú.
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Leer más“Se llamaba Berejú que en idioma islámico significa canto y baile más allá de la muerte”, explica. “Asimismo como los niños de ahora, yo entré al grupo porque ensayaban en mi barrio y me gustaba ver las coreografías. Esa era la única escuela de marimba a nivel nacional. Queremos que el legado siga”, cuenta el maestro, quien además baila a nivel nacional e internacional con su propia agrupación llamada Torbellino.
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Pero la herencia de la marimba, además del folclor, se ha convertido en los últimos años en esa parte de Esmeraldas, en una herramienta para contrarrestar el mal. Tanto para ‘abanicar’ a los niños de tanta información y escenarios de violencia, como tiroteos y asesinatos en su presencia, como para brindarles la visión de un camino de armonía no influenciado por la delincuencia.
“Una actividad muy bonita y muy necesaria en los momentos peligrosos que estamos viviendo. Yo traigo a mi hija a las clases todas las tardes”, cuenta Matilde Quiñónez, madre de una de las incipientes bailarinas.
En San Lorenzo las muertes violentas, atentados, asaltos y otros delitos y crímenes se viven a diario. El alcalde de la ciudad, Gleen Arroyo, le dice a EXPRESO que ante ello y para mantener las tradiciones culturales del cantón, se realizan en la urbe este tipo de actividades, entre culturales y deportivas, impulsadas por promotores y apoyadas por la administración local. Una labor que beneficia a más de 3.000 chicos.
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“La inseguridad no se combate con más violencia o con militarizar la ciudad, sino con este tipo de actividades sociales y culturales, porque la delincuencia es un problema estructural social y si le damos espacio a nuestros niños y adolescentes donde aprender temas artísticos y deportivos, vamos a tener una ciudadanía aprovechando el tiempo en situaciones productivas que más tarde le van a ayudar a fortalecer su unión familiar y personal sin pensar en involucrarse en temas delictivos”, resalta el alcalde Gleen Arroyo.
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Además del baile de marimba, los pequeños aprenden en la Casa de la Juventud, también de la mano de Grimio y de sus demás compañeros, a cantar y crear trajes típicos de fantasía que representan la cultura afroesmeraldeña.