
Medicina ancestral, una opcion que tiene sus creyentes
En 1999 fue reconocida en la Constitución de la República la medicina ancestral.
Un “ruro” en la mano derecha del paciente y un “taita yaquito” en la izquierda. Así comienza ‘Mama María’ la limpia de las malas energías. “Son dos piedras, una en forma de huevo y otra como un muñeco, que me regalaron unos chamanes y sirven para armonizar las energías”, explica María Pauta.
A ella la conocen en Cuenca como ‘Mama María’, y es la sexta generación de su familia que aplica la medicina ancestral. Lo hace en su consultorio ubicado en la subida al Tejar, al oeste de Cuenca.
“Son los saberes de mis antepasados que me sirven para ayudar a quienes lo necesiten”, refiere la mujer mientras se coloca en su cuello cuatro collares formados de granos y semillas de colores. “Es para no contagiarme de las malas energías de mis pacientes”.
María es la presidenta de la Asociación Cañaribamba, que agrupa a unas 15 mujeres que practican los saberes ancestrales de la medicina tradicional, con la utilización de plantas, hierbas y perfumes extraídos de las semillas nativas.
Entre las hierbas que utiliza están: Santa María, para curar el áurea; el Amor Constante, para el amor; el San Pedro, para energizar el ambiente de trabajo; el Sauco, la Altamisa, la Ruda y otras.
La mujer utiliza también un par de cuarzos, rosado y azul (hembra y macho), que al pasar por el cuerpo del paciente hacen las veces de una ecografía para determinar el problema. “Muchas veces vienen con estrés, susto, malas energías, malaire, y en ocasiones con problemas de gastritis, hígado, artritis, malestares estomacales y otras, que con unas agüitas de unas hierbas, se curan”, dice segura de sí.
Al determinar el mal, comienza la limpia. Usa ramos de plantas y hierbas de distintos aromas, acompañado de sonidos de meditación. Luego, por el cuerpo del paciente pasa un par de maracas, “para armonizar las energías”.
El costo de la sesión varía desde $ 2 hasta $ 20. “Es un don que ha dado Dios, y dentro de este conocimiento dirijo embarazos para evitar que se llegue a cesáreas, acomodando a la criatura en el vientre de la madre”, sostiene la curandera. (F) JMJ