La memoria digital
Las redes sociales son espacios en los que el escarnio público no tiene parangón y donde los temas de corrupción se denuncian -y se viralizan- sin que nadie pueda evitarlo. Ahora nada es oculto o privado, ya que las filtraciones, incluso de documentos oficiales, permiten conocer de primera mano a quienes podrían estar detrás de un entramado ilegal que afecta la vida de los ciudadanos. Audios comprometedores desnudaron a personajes que han tenido discursos no compatibles con sus verdaderas intenciones. El problema es que la vergüenza digital es efímera y no tiene los mismos efectos en la justicia ordinaria, como debería ser. Cada día estalla un nuevo escándalo que borra del mapa al anterior, pero queda en los archivos. Llama la atención que exfuncionarios cuestionados por las autoridades interactúen en las plataformas digitales convocando a marchas contra las malas prácticas en el Estado, cuando todavía no han resuelto sus propios problemas legales. Y es ahí cuando aparece la evidencia y se comienza a cuestionar el doble discurso, gracias a la infalible memoria de Internet. Hay que tener la suficiente solvencia moral para emprender una cruzada contra la impunidad. De lo contrario, las redes sociales se lo recordarán.