Mi hijo se chupa el dedo, que hago
La boca es el instrumento de exploración para niños menores de dos años; luego de esa edad unos dejan esta práctica, otros necesitan ayuda.
Verlos recostados sobre la cama con su dedo en la boca provoca ternura; pero de mantenerse este hábito podría traer malas consecuencias, desde infecciones estomacales o de garganta hasta malformaciones en el dedo y paladar, afirma Priscilla Campoverde, máster y especialista en Educación Infantil.
Asimismo podrían presentarse problemas respiratorios, como ronquidos, debido a que estos pequeños permanecen con la boca abierta. Y si son alérgicos, el cuadro se agrava. Otra complicación que se da es que la lengua no logra ‘madurar’, no se ubica bien (se coloca muy abajo) dificultándoseles deletrear correctamente, explica la odontopediatra Esther Viteri.
La succión de un dedo o de varios (en algunos casos) es completamente normal en bebés y en niños de hasta los dos años, aproximadamente. “En los primeros meses de vida, el nene desarrolla este reflejo cuando se toca el área alrededor de la boca y succiona. Hacerlo le da calma, confort y seguridad. Los pequeños descubren el mundo a través de la succión. La boca es una gran herramienta para adaptarse al entorno. Se vuelve imprescindible en el recién nacido para estimular el pezón, producir la prolactina (hormona relacionada a la lactancia) y provocar la ‘subida de la leche’ para el amamantamiento”, indica Campoverde.
“Luego de los 3 años es un problema, ya que sus huesos son como un plástico y, ante cualquier tipo de estímulo el hueso va a empezar a tomar esa forma. Un ejemplo cuando maman el dedo gordo empujan el paladar hacia arriba, se forma como un ‘techo’ y esto hace que los dientes se vayan hacia afuera. De igual forma acarrea complicaciones en el habla, pérdida de tonicidad muscular, por lo que tenemos que trabajar odontopediatra, ortodoncista y fonoaudiólogo”, sostiene Viteri, quien señala que un niño que ha sido destetado precozmente tiene más posibilidades de chuparse el dedo o usar chupón.
Qué sí y qué no...
-Jamás burlarse por esta costumbre ni permita que otro lo haga.
-Nunca lo compare con otro niño de su edad, que no tenga el mismo hábito.
-No untar nada en el dedo, hacerlo no modificará esa conducta.
-Visite al odontopediatra, él lo guiará, porque cada chico, dedo y forma de succionar es distinta. Desde los dos a cuatro años ellos empiezan a tomar más conciencia y lo pueden dejar solos. Si son más grandes y no lo han hecho, acudan a este especialista.
-Detecte cuándo lo hace: al dormir, cuando está aburrido, etc.
-No haga un drama de esto. Ellos lo pueden usar para llamar la atención.