Miembros de la Dinased intensifican operativos para encontrar a menores

Una doble zozobra vive la familia de Vanessa, cuyo asesinato ocurrido en Tulcán, capital de Carchi, dio pie a la desaparición de sus dos hijas de 10 y 3 años. Hoy es el decimocuarto día sin rastro de ambas niñas. “Lo único que rogamos es que estén vivas para que regresen junto a nosotros”, pide Liliana, tía de Vanessa, en entrevista con EXPRESO.

Los recorridos para encontrarlas no cesan y se organizaron equipos con policías, militares, parientes y amigos. La búsqueda se ha centrado en zonas aledañas al hospital Luis G. Dávila, sector donde fue hallado el cuerpo de Vanessa, el 29 de octubre. Esa fecha, ella y las niñas salieron de su casa y se dirigieron a una zona cercana a la casa de salud. 

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Miguel Ángel Egas, jefe nacional de la Unidad de Desaparecidos de la Dinased, indicó que en ese punto una moradora escuchó los gritos de auxilio de Vanessa, a eso de las 21:00. “La ciudadana vio un vehículo y se contactó con la Policía”, detalla el oficial. Cuando llegaron, vieron que la mujer fue degollada pero hasta ese momento, la víctima no había sido identificada.

“El primero en enterarse fue el novio de Vanessa, al que todos conocemos. Él llamó a una hermana para decirle que la chica hallada en un terreno baldío era ella”, detalla una pariente del papá de las pequeñas, de quien la joven se había separado hace aproximadamente dos años. 

Según la allegada de Vanessa, cuando se inició la búsqueda de las pequeñas se conocieron nuevos detalles sobre el caso. La familia se enteró de que la fecha de la muerte, ella se habría encontrado con un tipo con quien supuestamente también tenía una relación, a decir de la pariente.

“A ese hombre jamás lo habíamos visto. Me supongo que era un amigo”, precisa Liliana, quien llora desesperada por todo lo que ha pasado.

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Jahrol Ordóñez, abogado de la familia de Vanessa, indica que el 9 de noviembre se llevó a cabo una audiencia de formulación de cargos, en la que se procesó a aquel sujeto, identificado como Jonathan.

Esto porque la fecha de la muerte, él habría estado ahí y con las indagaciones, fue reconocido por algunas personas de la zona, según Ordóñez. “Se le imputó como autor directo de femicidio y se abrió una instrucción fiscal de 90 días para recabar más indicios”, precisa el jurisconsulto. 

Con las pruebas recolectadas hasta el momento, el abogado acota que se demostró que hubo una relación sentimental entre Jonathan y Vanessa, en la que se ejerció una relación de poder sobre la víctima, con posibles maltratos.

El teniente-coronel Egas explica que esta pista no solo liga a Jonathan –quien está prófugo– con el femicidio, sino también con la desaparición involuntaria de las menores de edad en una provincia grande. 

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